“El Covid visibilizó la problemática de los asentamientos informales urbanos” destacó el Dr. Miguel Barreto, Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNNE, en una exposición en la que repasó que cuando la pandemia llegó a los barrios populares no se supo cómo actuar y lamentó que los especialistas en planificación urbana no fueran consultados suficientemente en la definición de estrategias. Agregó que “no es la densidad la que afecta con más fuerza la propagación del Covid-19 sino las cuestiones relacionadas al hacinamiento y la falta de infraestructura básica”.
El Dr. Miguel Barreto, es especialista en hábitat social y planificación del territorio, y es director del proyecto científico “Incidencias de las condiciones territoriales, urbanas y habitacionales en la contención y propagación del Covid-19 en la Provincia del Chaco. Recomendaciones de políticas públicas” que se lleva a cabo en el Instituto de Investigación para el Desarrollo del Territorio y el Hábitat Humano (IIDTHH / UNNE- CONICET).
Recientemente, participó en un café temático sobre “Las ciudades en el contexto del Covid 19: ¿Cómo la pandemia interpela la cuestión urbana?, organizado por el CONICET, en el que destacó la manera en que en Argentina algunas problemática urbanas se han vuelto visible rápidamente por el Covid 19 para el común de la sociedad.
Señaló que en el área del Gran Resistencia, al igual que lo ocurrido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Área Metropolitana del Gran Buenos Aires, la pandemia comenzó en la zona central de la ciudad capital, y luego se expandió a las periferias, hacia los barrios, y “ahí se empieza a notar mucho la forma de abordaje, las formas de tratamiento diferenciadas respecto de cómo se actúa en las zonas consolidadas de la ciudad”.
En ese aspecto, consideró que debe diferenciarse la cuestión de la densidad del hacinamiento.
Comentó que en distintos países se están haciendo investigaciones referidas a la diferencia de impacto del Coronavirus entre áreas densamente pobladas y áreas con hacinamiento habitacional.
Entre dichas investigaciones, se refirió a un informe reciente del Banco Mundial sobre la ciudad de Nueva York en el que estudiaron la cantidad de contagios en distritos centrales de mayor densidad, donde viven sectores de altos ingresos, y los barrios cercanos de clases más bajas, donde fue mucho más alto el porcentaje de infectados, siendo zonas menos densamente pobladas, pero con mayor hacinamiento.
También citó el caso de Japón, que tiene las ciudades más densas del mundo, pero registró muy bajas tasas de infecciones, por cuestiones culturales de disciplina y la larga experiencia que tienen en estas ciudades con las enfermedades contagiosas, porque viven en altísima densidad y han aprendido a comportarse en el aspecto del cuidado para la salud.
“No es la densidad la que afecta a la propagación del Covid-19 sino las cuestiones relacionadas al hacinamiento y la falta de infraestructura básica” dijo en ese sentido.
Agregó que es importante destacar esto porque de lo contrario el argumento de la densidad resulta favorable a un modelo urbano de baja densidad (ciudad extendida) insostenible ambientalmente, por los altos consumos energéticos que implica. «La ciudad densa y compacta y el control de la expansión urbana debe continuar siendo la meta de los planificadores».
Barrios Populares. Así el Dr. Barreto se explayó a cómo la cuestión del Covid en Argentina, y en particular en el Gran Resistencia, tomó otra dimensión cuando empezó a afectar a los asentamientos populares.
“El Coronavirus dio rápida visibilidad a un problema que lo teníamos naturalizado hace décadas en el país, como es la existencia de los barrios populares y del alto porcentaje de población de Argentina viviendo en condiciones muy precarias” manifestó el Decano de la Facultad de Arquitectura de la UNNE.
Repasó que las últimas políticas habitacionales, desde 6 años atrás hacia adelante, se centraron en la clase media, en programas como el Procrear, para solucionar las problemáticas de los sectores medios descuidando aún más a los sectores populares.
En relación a los sectores más bajos, si bien hubo un empuje de organizaciones por colocar las cuestiones de los barrios populares, como ser la sanción de la ley de regularización dominial, “en realidad políticas efectivas y concretas hacia los asentamientos urbanos populares había cada vez menos”.
Consideró que con el actual nuevo gobierno se estaba intentando colocar nuevamente en debate la cuestión habitacional, pero la aparición de la pandemia aceleró la visibilidad de la problemática y es probable que dicha situación represente un efecto positivo para el abordaje de esta dura realidad.
Ahora aparece todos los días en los medios la cuestión de los asentamientos y barrios populares, así como manifestaciones voluntarista de que hay que regularizar y urbanizar todos los asentamientos del país como si esto fuera una cuestión sencilla. Nadie se imagina lo que se está destapando, pues poder abordar esa problemática implica hablar casi del 15% de la población, más de 4 o 5 millones de hogares” expresó.
Acotó que significaría una enorme erogación presupuestaria que muy difícilmente se pueda subsanar rápidamente sino es con una política progresiva de mayor distribución de ingresos hacia los sectores populares y en tornar visible esos problemas y convencer a la sociedad que es inaceptable que siga habiendo tanta población viviendo debajo de un estándar de derecho básico.
Sin aportes de especialistas. Para el Dr. Barreto, otro aspecto relevante en el contexto de la pandemia guarda relación a cómo los profesionales de las disciplinas que estudian la cuestión urbana les ha costado penetrar en las políticas del Covid 19.
En esa línea, explicó que Argentina está entre los países más exitosos en cuanto a la manera en que enfrentó la pandemia en términos de cantidad de muertes en relación a la cantidad de población.
Estimó que gran parte de dicho éxito fue por un acierto de un Gobierno muy abierto a escuchar a los científicos, que afrontaba el problema desde la perspectiva científica, fundamentalmente desde las cuestiones médicas y epidemiológicas.
Así, repasó que el primer mes de la pandemia fue exitoso por las acciones del Ministerio de Salud y del Ministerio de Ciencia y Tecnología en fortalecer esos procesos y con un Gobierno que se dejaba asesorar por científicos, algo que no ocurrió en muchos otros países.
Pero pasado un mes, empezaron a aparecer los primeros casos en barrios populares, con la Villa 31 en Buenos Aires, casi en paralelo con los primeros casos en la ciudad de Resistencia y luego en el barrio Toba de esta ciudad.
“A partir de que el virus llegó a los barrios populares, los epidemiólogos se transformaron en urbanistas, y empezaron a hablar de las cuestiones espaciales” señaló y agregó que los especialistas en planificación urbana y hábitats, si bien hacían debates en formatos virtuales, no podían tener posibilidad de participación en espacios de toma decisión.
Sostuvo que eso quedó en evidencia cuando pasó un mes del primer caso de la Villa 31 en Ciudad de Buenos Aires o del caso en el barrio Toba de Resistencia, y todavía se discutía con qué protocolo había que trabajar en los barrios populares y no se lograba un acuerdo al respecto.
“Se ensayaban medidas, a prueba y error, porque los especialistas en planificación urbana y hábitat no pudimos estar en primera fila para aportar lo que sabemos” cuestionó.
Por ello, consideró que así como hubo una gran virtud en el abordaje de la enfermedad para la “ciudad normal”, hubo deficiencias y dificultades para el abordaje en los barrios populares.
Sobre la situación en la ciudad de Resistencia, sostuvo que la problemática en la ciudad se agravó cuando el virus llegó a barrios populares, con el agravante que ocurrió en el Barrio Toba el primero de los focos de la periferia, con lo que los tobas pasaron a ser aún más estigmatizados que antes, porque ahora además pasaron a ser portadores de la enfermedad.
“Los vallados, los cerramientos, la militarización fueron las primeras medidas frente a un desconocimiento de cómo se vive en los barrios populares” indicó, y sostuvo que dichas medidas se tomaron por falta de conocimiento y de poder trabajar con las propias organizaciones internas que podrían haber colaborado muy activamente desde un principio.
“La reflexión es que los especialistas en cuestiones urbanas y habitacionales tenemos más dificultades que otros sectores científicos para poder articular con las políticas públicas, realidad que va más allá del Coronavirus, pero que quedó muy en evidencia con la pandemia” expuso el Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNNE.
Proyecto actual. Destacó que con el proyecto “Incidencias de las condiciones territoriales, urbanas y habitacionales en la contención y propagación del Covid-19 en la Provincia del Chaco. Recomendaciones de políticas públicas”, se está pudiendo trabajar de manera articulada con las áreas de Gobierno.
Comentó que en el marco de dicho proyecto, aprobado en el “Programa de Articulación y Fortalecimiento Federal de las Capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19” se está relevando información referida a condiciones de habitabilidad, urbana y barrial, de todos los infectados y afectados por la enfermedad, para sacar algunas conclusiones respecto a cómo incidieron en la propagación y contención de la pandemia algunas cuestiones de densidades, movilidad, de permanencia en barrios populares, entre otras variables.