Cuaderno Urbano Nº40 | Año: 2025 | Vol. 40
ARTÍCULO
SIEMPRE NOS MOVEMOS. APROXIMACIONES ETNOGRÁFICAS A LOS PROCESOS DE TERRITORIALIZACIÓN URBANA DE LA POBLACIÓN INDÍGENA QOM EN EL NOCAAYI (J.J. CASTELLI – CHACO, ARGENTINA)
WE ARE ALWAYS ON THE MOVE. ETHNOGRAPHIC APPROACHES TO THE URBAN TERRITORIALIZATION PROCESSES OF THE QOM INDIGENOUS POPULATION IN THE NOCAAYI (J.J. CASTELLI – CHACO, ARGENTINA)
SEMPRE NOS MOVEMOS. ABORDAGENS ETNOGRÁFICAS AOS PROCESSOS DE TERRITORIALIZAÇÃO URBANA DA POPULAÇÃO INDÍGENA QOM NO NOCAAYI (J.J. CASTELLI – CHACO, ARGENTINA)
Sebastián Galvaliz
Arquitecto, Universidad Nacional del Nordeste. Becario doctoral CONICET con sede en Instituto de Investigaciones para el Desarrollo Territorial y del Hábitat Humano (UNNE-CONICET). Maestrando y tesista en Programa de Posgrado en Antropología Social, Universidad Nacional de Misiones.
E-mail: sebastian.galvaliz@gmail.com
Orcid: https://orcid.org/0009-0007-6158-8556
Resumen
Este trabajo propone indagar en los procesos de territorialización urbana de las comunidades indígenas qom que habitan la zona barrial Nocaayi de la ciudad de Juan José Castelli, Chaco. Estas zonas se conformaron en Paaxangui, un área habitada por la población qom, estacionalmente durante los desplazamientos territoriales entre el río Bermejo-Teuco y el río Salado, previos a la llegada de los roqshe. A través del seguimiento de las prácticas espaciales contemporáneas asociadas con las formas de habitar el barrio, la vivienda y la región de los habitantes qom del Nocaayi, busco reflexionar en relación con los procesos materiales y simbólicos existentes en los procesos de territorialización y las formas de habitar lo urbano en la actualidad.
Palabras clave
comunidad qom; hábitat; indígenas urbanos; barrios populares.
Abstract
This work aims to investigate the urban territorialization processes of the Qom indigenous communities inhabiting the Nocaayi neighborhood of the city of J.J. Castelli, Chaco. These areas were established in Paaxangui, a region seasonally inhabited by the Qom population during territorial movements between the Bermejo-Teuco river and the Salado river prior to the arrival of the roqshe. By tracking contemporary spatial practices associated with the ways the Qom inhabitants of Nocaayi live in the neighborhood, their homes, and the region, I seek to reflect on the material and symbolic processes existing in the territorialization processes and the current forms of urban habitation.
Keywords
qom community; habitat; urban indigenous; slums.
Resumo
Este trabalho tem como objetivo investigar os processos de territorialização urbana das comunidades indígenas Qom que habitam na zona do bairro Nocaayi da cidade de J.J. Castelli, Chaco. Estas áreas foram estabelecidas em Paaxangui, uma região habitada sazonalmente pela população Qom durante movimentos territoriais entre o rio Bermejo-Teuco e o rio Salado, antes da chegada dos roqshe. Acompanhando as práticas espaciais contemporâneas associadas às formas de habitar o bairro, a casa e a região dos habitantes Qom de Nocaayi, busco refletir sobre os processos materiais e simbólicos existentes nos processos de territorialização e as atuais formas de habitar o urbano.
Palavras-chave
comunidade qom; habitat; indígenas urbanos; bairros populares.
DOI: https://doi.org/10.30972/crn.40408203
INTRODUCCIÓN
“Nosotros creíamos que el blanco venía a ocupar la tierra como la ocupábamos nosotros también, y no a encerrarla y encuadrarla. Se dejó al blanco incluso ocupar la tierra porque se pensó que después el blanco también iba a irse a otro lado, iba a ir cambiando a otro lugar y no estar en un solo lugar. Pero el día que él que vino, se quedó y no quiso compartir, encerró y encuadró todo el lugar; luego hizo una casa cuadrada, luego una cuadra, más cuadras, una iglesia, luego encuadró un límite municipal, luego encuadró departamento por departamento y luego encuadró la provincia del Chaco. No es que ahora estamos en contra de eso, es lo que pasó, solo que eso después prohibió la libertad, violó la paz; el verdadero significado de la paz”.
Juan Carlos Martínez
(Docente Bilingüe Intercultural)
Este trabajo tiene como objetivo analizar los procesos de territorialización urbana de la población indígena1 qom2 que habita la zona barrial Nocaayi de la ciudad de J.J. Castelli Chaco. Esta zona se conformó en Paaxangui 3, un área habitada por la población qom estacionalmente durante los desplazamientos territoriales entre los ríos Bermejo-Teuco y el Salado, previos a la llegada de los roqshe 4. En este sentido, diferentes procesos históricos de intervención territorial tuvieron incidencia en los desplazamientos de miles de hombres y mujeres qom5 a porciones de tierra que les fueran reconocidas del remanente de sus territorios tradicionales y a espacios delimitados en la periferia de los aglomerados urbanos. A raíz de estos desplazamientos, se fueron conformando nucleamientos6 de la población en zonas barriales indígenas 7, un conjunto de zonas que constituyen mosaicos de barrios más o menos dislocados espacialmente, pero relacionadas por diferentes redes de vínculos entre la población qom (parentales, amistosos, económicos, religiosos, deportivos, recreativos, etc). Por esto, se concibe al territorio como producto del movimiento combinado de desterritorialización y de reterritorialización, es decir, de las relaciones de poder construidas en y con el espacio, considerando el espacio como un constituyente, y no como algo que se pueda separar de las relaciones sociales” (haesbaert, 2013, p. 26).
La zona barrial Nocaayi 8 se conforma a partir de los desplazamientos de población qom alrededor de la década de 1980 motorizados por los contagios masivos de Tuberculosis (TBC). Lo que produjo diferentes nucleamientos asentados en campamentos cercanos a los centros de atención de salud de la ciudad. A partir de los tratamientos implementados por el doctor Cichetti9, quien requería que los pacientes residieran por tiempos prolongados en el centro médico de J.J. Castelli, grupos enteros se trasladaban para acompañar a la persona enferma en su recuperación y construían chozas de madera, ramas, hojas o casillas de madera y plástico. En este lugar la obra médica10 les proporcionaba comida y trabajo a estos familiares, en tanto se reponía la persona enferma. La premisa de este tratamiento médico, consideraba que el paciente debía tener un trabajo físico continuo porque esto beneficiaría su salud y bienestar, además de que proveería la posibilidad de comprar otros alimentos y bienes que aseguren su rehabilitación y el bienestar de los grupos. Esta visión radicaba en paradigmas evolucionistas y modernizadores de la época, en la que “la integración de los indígenas en la sociedad civilizada se daría a partir de la capacitación laboral, el aprendizaje de sus deberes como ciudadanos, la higiene y el respeto hacia los demás” (Schmidt, 2017, p. 108).
De esta forma se fue gestando la zona barrial Nocaayi a lo largo del tiempo, por la población Qom que allí habita: en la auto-construcción de viviendas, la gestión de los espacios comunes, el asentamiento de grupos y los reclamos para nuevas soluciones habitacionales o mejoras. El Nocaayi se fue ampliando con el crecimiento vegetativo de la población y los desplazamientos desde diferentes parajes y localidades de la región central del Chaco. A raíz de esto, la Junta Unida de Misiones (JUM) fue uno de los primeros promotores en la década del 80’ en el trazado del mismo: loteo, delimitación de calles, construcción o mejoras de viviendas, etc. A lo largo del tiempo esta zona se fue consolidando con la intervención de una serie de programas y políticas públicas focalizadas en materia habitacional (trazado de malla ortogonal vial, loteos unifamiliares, construcción de viviendas, equipamiento social y de salud) y la promoción continua de la JUM y asociaciones evangélicas (construcción de templos, comedores, centros comunitarios, promoción de algunas viviendas y mejoramiento de calles).
Es por esto que se entiende a los territorios, al igual que a las identidades, como procesos dinámicos de territorialización y de definición identitaria con formas de agencia en la transformación de la cultura sostenidos. Esta perspectiva sostiene que “los indígenas no son receptores pasivos de influencias y acciones exógenas, son actores sociales que seleccionan y reapropian cultura en función de estrategias que elaboran frente a la situación inter e intraétnica” (Barabas 2006: 255). A su vez, estos procesos de territorialización se comprenden a partir de considerar fundamentalmente los modos en que las relaciones de parentesco y las redes de relaciones fundadas en el reconocimiento de un origen común y de una memoria histórica coherente, hacen posible el acceso al suelo urbano, el asentamiento, la organización y la permanencia de población indígena en la ciudad (Maidana, 2011). Por otra parte, según Batalla (1987), un grupo étnico no se define únicamente por características biológicas o raciales, sino que es una construcción social y cultural; ya que la identidad étnica se construye a través de procesos históricos y sociales, y es dinámica y en constante cambio. Además, Batalla subraya que la cultura es un sistema de significados compartidos por un grupo, y no solo un conjunto de prácticas y creencias (Batalla, 1987).
CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS
Este trabajo se enmarca en el desarrollo de una investigación en curso, en la cual el trabajo de campo etnográfico11 sirve como un articulador central para explorar, desde una perspectiva espacial histórica y multiescalar-situada, las formas de relación interétnicas entre sociedades-territorios constituidas en la localidad de J.J. Castelli. Este enfoque metodológico corresponde a un diseño de tipo cualitativo centrado en una aproximación etnográfica, que incluye la observación participante, entrevistas no directivas individuales y grupales, herramientas participativas cómo mapas colectivos que representen sus experiencias, conocimientos y percepciones del territorio (Segura, 2017; Scribano, 2016) donde a su vez se concibe al “mapeo como una práctica, una acción de reflexión en la cual el mapa es sólo una de las herramientas que facilita el abordaje y la problematización de territorios sociales, subjetivos, geográficos” (Ares y Risler, 2013 p.7). La recolección y análisis de fuentes secundarias (prensa, informes técnicos, plan estratégico).
En este sentido, la etnografía será entendida en una triple acepción (Guber, 2001) como enfoque, práctica del conocimiento que busca comprender los fenómenos sociales desde la perspectiva de sus agentes; como método, un trabajo de campo centrado en procedimientos cualitativos, donde los actores son los privilegiados para expresar el sentido de los hechos y no el investigador; y como texto, descripción procesual de las experiencias de campo, una descripción densa (Geertz, 2006) y un proceso de reflexividad (Guber, 2001) a los fines de reflexionar sobre la relación del investigador respecto de las experiencias de campo, pero también para poder indagar en las características particulares del caso en estudio. En este sentido, se cuenta con una de sus técnicas centrales: la observación participante, la cual consiste en compartir las diversas actividades de la vida cotidiana de las personas, intentando “detectar las situaciones en las que se expresan-generan los universos socioculturales en su compleja articulación y variedad” (Guber, 2001 p. 55). Es decir, estar presente y formar parte de los acontecimientos, al tiempo que se hace uso de la reflexividad (Guber, 2001). La otra técnica de la cual me valdré en el trabajo de campo es la entrevista etnográfica, o entrevista no directiva, entendida como “una relación social a través de la cual se obtienen enunciados y verbalizaciones en una instancia de observación directa y de participación” (Ibid., p. 75).
El proceso de aproximación a la temática estudiada se realizó a través de una presencia regular y prolongada, tanto en el mismo barrio Nocaayi, como en otras zonas barriales indígenas de la localidad, otras localidades y parajes rurales que forman parte de algunos desplazamientos cotidianos de los pobladores qom. El campo de estudio se constituye a partir del trabajo de campo que he realizado en el sector desde 2018 hasta la fecha, en el comienzo con Isidro (hoy amigo y poblador qom del Nocaayi). Él es el presidente referente de la cancha de fútbol del barrio y por ende es conocido por gran parte de la población que allí habita, lo cual me permitió conocer sus amistades, familiares y parientes próximos a él. La comunidad qom de la región impenetrable suele resultar bastante hermética para con personas criollas (como yo, visiblemente roqshe) ya que durante años han sido quienes ejercieron diversos tipos de violencia, discriminación, racismo o, por otro lado, son quienes personifican agentes políticos. Luego de varios años de permanecer en el campo, generar confianza junto a Isidro y sus conocidos, y que los demás habitantes del barrio me reconozcan como un amigo, pude establecer por mi cuenta redes propias con las que hago campo sin la presencia o vínculo directo con Isidro hoy en día. Estas personas son diversas, desde pobladores ancianos, hasta jóvenes adolescentes, en su mayoría varones, sin embargo, también con el tiempo he ampliado mis vínculos con mujeres (en su mayoría de las redes parentales de Isidro). En este sentido se habilita de forma tácita a pasar tiempo a solas con mujeres gracias a que las conozco hace mucho tiempo, entonces mi presencia no es extraña o desconfiada, en particular con otras mujeres; ya que para algunos varones yo podría constituir una amenaza al vínculo sexoafectivo entre estos y verme involucrado en disputas complejas.
En esa dirección, siguiendo a Cravino (2009), entiendo al barrio como concepto teórico y escala desde donde pensar las diferentes dimensiones de los sectores populares con el espacio. Este sin embargo no puede analizarse sin tener en cuenta el resto de la ciudad, ya que dicha configuración forma parte de las propias dinámicas urbanas; por lo que es primordial poder indagar y analizar los modos a partir de los cuales las personas que residen en él se vinculan con el entorno. Como ya se mencionó, además la etnografía servirá como un articulador y andamiaje metodológico para describir algunos datos producto del análisis de archivo histórico, periodístico, cartográfico, leyes y políticas indígenas y datos estadísticos. A partir de constituir el componente espacial como uno de los pilares centrales en este trabajo, se realizarán mapeos devenidos en cartografías colaborativas con los qom que den cuenta de una percepción propia del territorio urbano habitado. Algunas preguntas que guiarán este trabajo son: ¿cuáles son las formas de habitar el territorio urbano de los habitantes qom de los sectores barriales indígenas de la localidad de J.J. Castelli (Nocaayi)? ¿Cómo se manifiestan las relaciones entre las estructuras sociales de los habitantes qom y los desplazamientos-nucleamientos territoriales históricos y actuales?
IMPLICANCIAS HISTÓRICAS
Juan José Castelli es una ciudad ubicada al noroeste de la provincia del Chaco, cabecera del departamento General Güemes, con 31.103 habitantes (INDEC, 2022) actualmente cumple el rol de centro de servicios, cuyo radio de influencia abarca sectores rurales y localidades como El Espinillo, Fortín Lavalle, Villa Río Bermejito, Fuerte Esperanza, Nueva Pompeya, entre otras. Durante muchos años fue considerada el «Portal del Impenetrable», debido a que hasta esta ciudad llegaban los caminos pavimentados más cercanos al reconocido monte chaqueño. Esta denominación para la ciudad finalmente perderá sentido a fines de 1990 con la pavimentación de la ruta provincial 9 hasta la localidad de Miraflores, pasando a llevar el mote de «Portal del Impenetrable”.
Figura 1. Mapa histórico de la provincia del Chaco.
Fuente: Archivo Histórico “Monseñor José Alumni” (s/f).
La Ruta Provincial 9 empalma con la Ruta Nacional 95 y a su vez esta última con uno de los ingresos principales a la ciudad. Para ello hay que desviarse hacia la derecha (si la procedencia es de Sur a Norte) de la ruta y atravesar una estructura de caños estructurales, —que se encuentra a modo de portal de bienvenida— acompañada por una gigantografía del General Güemes realizada en hierro. Luego de transitar un frondoso bosque artificial de viejos eucaliptos que bordean la avenida de ingreso a la ciudad y el cementerio municipal con murales esgrafiados de motivos religiosos, recorrer por esta vía unos 3 kilómetros es suficiente para llegar al cruce con el primer semáforo y avenidas con parterre de la ciudad: la intersección entre la Av. San Martin (la ruta provincial 5 de ingreso) y la avenida Pte. Perón. En este nudo, el “Monumento en homenaje al Quinto Centenario del descubrimiento de América” da la bienvenida a la experiencia de Juan José Castelli. El podio erguido en esta intersección representa a “las tres colectividades o las tres etnias”, posicionadas de forma escalonada y jerárquica: en el peldaño más alto las comunidades indígenas (qom, wichí); seguido por los campesinos (criollos) y luego los colonos/inmigrantes (gringos) en el último escalón. En este sentido, el profesor Chaparro acerca del libro del historiador local Schmidt (2017) menciona que J. J. Castelli se funda como “(…) un punto de encuentro entre las tres corrientes étnicas que conforman esta población, de esa manera se maximiza la historia cultural, historia que se entrelaza, se potencia y se proyecta hacia un futuro de progreso sustentado en los matices históricos, culturales y étnicos que enriquecen esta proyección” (Chaparro cit. en Schmidt, 2017 p. 8).
Figura 2: Monumento en homenaje al Quinto Centenario del descubrimiento de América.
Fuente: Anónima (s/f).
Esta escultura resulta interesante para pensar el proceso de urbanización de J. J. Castelli, y en particular las zonas barriales indígenas, condensando el carácter heterogéneo de interacción desigual de la población habitante de este espacio, ya que la misma se ha gestado en largos procesos históricos dinámicos que perduran hoy en día. En este sentido, autores sostienen que la Colonia J.J.Castelli se ha gestado en 1928 en una zona donde las tribus de las comunidades qom no habitaban, sino que “fueron oportunistas al desplazarse desde las márgenes del Río Teuco hacía las colonias en los procesos de colonización para aprovecharse de las bondades del colono”. Schmidt menciona acerca de la historia de Colonia Castelli:
Esta área se hallaba deshabitada. Solo los pueblos aborígenes que habitaban las costas de los ríos hacían incursiones en la primavera para recolectar frutos y huevos de avestruz, y los llevaban a sus lugares de orígenes (…) Estos pueblos vivían en forma seminómade a orillas de los ríos Bermejo, Teuco, Bermejito y lagunas adyacentes. (Schmidt, 2017, pp.23-24)
En este sentido, en el Plan Estratégico Urbano Territorial de J.J. Castelli (PEUT, 2016)12, describen:
Cuando se produjo el arribo de los primeros contingentes de colonos, no existía prácticamente en el lugar aborigen, a excepción de algunas familias que sumaban 39 personas al mando del caciquillo Aranda (…) los indígenas que habitaban el Teuco al tener conocimiento de la colonización de estos campos, se trasladaron a Castelli, ocupando 30 lotes invocando ser nativos (…) la colonia Castelli, entonces, le ofrecía un nuevo atractivo que para muchos la vida nómade dejaba de tener. (PEUT, 2016).
Por otra parte, lo que aquí se propone, es pensar el espacio habitado por los qom desde los desplazamientos, en este sentido, GOROSITO KRAMER (2015) menciona que los pueblos indígenas no solo ocupan un territorio fijo, sino que su relación con el espacio es dinámica y móvil, adaptándose y transformando su entorno a través de prácticas culturales, sociales y económicas (p. 45). Para ello es necesario atender a los diferentes procesos históricos a finales del siglo XIX —y en particular a los ocurridos a lo largo de todo el siglo XX y XXI— que produjeron el desplazamiento de miles de mujeres y hombres indígenas desde sus territorios tradicionales hacia la periferia de las ciudades. En estos acontecimientos múltiples y constantes se destacan algunos períodos con mayor influencia: el descubrimiento, la conquista y la colonización con las llamadas “campañas de conquista del desierto verde” comandadas por Benjamín Victorica en 1884: el proceso de gestación y consolidación del Estado Nacional Argentino con su epicentro en la década del 1930 en la región central del Chaco; la expansión de la producción económica agrícola en la provincia del Chaco, la evangelización de la población indígena y las políticas públicas destinadas a barrios indígenas posteriores.
Figura 3. Familia toba, alrededores de Resistencia.
Fuente: Grete Stern, 1959-1960.
En este sentido, en un encuentro con Vicente (nieto del cacique Julio García) en Ele lpata ‘c (El Espinillo), al preguntarle acerca de las comunidades que habitaron esta región, me comenta:
Lo que voy a contarte lo sé por mi abuelo el Cacique Julio García (…) Esto era toda una pampa, con muchos montes, donde vivían los ancestros primitivos y se iban moviendo en tribus, se quedaban un tiempo en un lugar y después iban al otro, así siempre. Acá en El Espinillo, que le pusieron de nombre después, se llamaba Ele’ lpata’c que significa ‘nido de cotorras’ porque había un algarrobo muy grande y alto que estaba lleno de nidos, dicen que era como una antena que se veía muy desde lejos y servía para orientarse y venir hasta acá desde Paxaangui (J.J.Castelli) para mariscar. Estos grupos se iban moviendo entre Ele lpata’c, Cinamaiqui, Lapelole, Lachiugue, Paxaangui, Naucolel y otros lugares, iban, venían y por ahí se quedaban en algunos lugares más tiempo. (Comunicación personal, 2023).
Figura 4. Croquis de redes de desplazamiento en base a los relatos de Vicente.
Fuente: Elaboración Propia (2023).
Por su parte, el historiador qom Orlando Sanchez (2007) en una serie de entrevistas realizadas en la década del 70’ a ancianos, rescata algunos pasajes en los que relatan lugares y desplazamientos en todo el territorio central de la actual provincia del Chaco de diferentes tribus qom: Augusto Soria:
Este lugar donde estoy viviendo ahora, antiguamente se llamaba Lachiugue (actual Miraflores). Este lugar fue el escenario de luchas en dos ocasiones; fue bombardeado por los soldados y civiles acusados por el robo y matanzas de animales vacunos que eran propiedad de los estancieros que ocupaban algunas de las regiones. Este lugar también fue la región original de nuestros antepasados, por eso todas las veces después de emigrar a otras regiones siempre venimos a parar en este lugar, porque era la región que más conocemos desde siempre. Los aborígenes que siempre habitaron todas estas regiones siempre se mantenían un poco alejados de estas primeras poblaciones (colonias y fortines), mientras otros eran esclavos de ellos. Mis antepasados siempre vivían en la zona de ‘Ele’ Lpata’c, Shinamaiqui, Lachiugue, Qa’alaq Ltai – ex Fortín Ceballos, Lchigo, Lapelole, Ÿolo Lqaic, Nashivic, Micai Ltai – Campo Berdeja, Naue Late’e, Naucolel; estas son las regiones donde siempre estuvieron los parajes más habitados. Algunos de los nombres de los grupos que habitaron en estos lugares son No’olgaxanaq, Huaguiilot, Dapicoshec, Ÿolopi, Qolpi, ’Eraxaicpi, Teguesanpi, Pioxotpi, La’añaxashic, Tacshec; eran todos vecinos desde los siglos pasados. (Sánchez, 2007 p. 15).Estos procesos fueron motorizados por lógicas de expulsión, corrimiento y confinamiento de la población indígena qom de la zona desde diferentes agencias gubernamentales, militares, evangélicas, y económicas (industria forestal y algodonera), que derivó en movimientos numerosos de población entre los crecientes aglomerados urbanos. En este sentido, como se mencionó, el fenómeno de los desplazamientos ha sido un rasgo constitutivo para el pueblo Qom del Chaco actual. Sin embargo, estos no fueron homogéneos y han adquirido una particular característica en la migración indígena moderna masiva desde la década de 1930 hasta la actualidad hacia zonas barriales situadas en la periferia de ciudades más o menos cercanas al territorio tradicional que habitaron13. Esta relación entre sociedades y territorios ha sido vivida y reelaborada por las comunidades en complejos procesos históricos de aceptación-rechazo interétnica, como respuesta a las marcas dejadas desde la colonización, las presiones, expulsiones y confinamientos ejercidos durante la consolidación del Estado-Nación y la implementación de políticas implementadas en barrios populares urbanos actuales (Pacheco de Oliveira, 2010).
EL NOCAAYI, UNA ZONA BARRIAL INDÍGENA
El clima del Chaco central es caluroso, de un promedio de 45°C en verano, con un sol que resulta muy agobiante y el viento norte que levanta la tierra fina (arenisca) y la deja suspendida en el aire como capas de nube; es un estado en el que, de no contar con alguna sombra y estar hidratado, es fácil sucumbir en un golpe de calor, desmayo o descompostura. A quince o veinte cuadras hacia el noreste del denominado “centro”14 de la ciudad y del “Monumento de las tres etnias”, se encuentra uno de los barrios indígenas (QOM) más antiguos de la localidad: el Nocaayi15.
Figura 5. Barrio Nocaayi – Juan José Castelli (Chaco).
Fuente: Registro fotográfico propio (2019).
Los primeros grupos que habitaron el espacio circunscripto posteriormente como el Barrio Nocaayi provenían de diferentes nucleamientos indígenas dispersos en la región central del Chaco. Estos nucleamientos, como ya se mencionó, se constituían en el espacio de forma temporal a partir del movimiento de estos grupos motorizados por estacionalidades de la marisca16 trazando redes de desplazamiento regidas por relaciones tribales parentales y amistosas. Estas relaciones entre nucleamientos conformaron redes históricas de desplazamiento que son actualizadas hoy en día con otras características y motivos. En este sentido, el sector delimitado en primera instancia se amplió en el tiempo (Quinta 24, Mapic, 19 de abril y Quinta 31/32) producto de los múltiples desplazamientos de la población indígena desde diferentes nucleamientos de la región central del Chaco. A su vez, el proceso de urbanización de esta área fue promovido por la JUM y la posterior intervención de políticas públicas y programas en la delimitación de la tierra, el loteo y el trazado de una malla ortogonal, equipamiento social, de salud y el monocultivo de viviendas unifamiliares. Este proceso se constituye en relación con diferentes formas de agencia indígena y grados de organización en las redes sociales presentes en los desplazamientos asentamientos, la gestión de viviendas y espacios-actividades comunes.
Figura 6. Barrios Populares registrados en RENABAP / Barrios Indígenas J.J. Castelli.
Fuente: Elaboración propia con base en Renabap y Opeen Street Map, Mapeo con habitantes indígenas del Nocaayi (2023).
En este sentido, la actividad de mapeo en los barrios indígenas de Castelli se realizó con algunos habitantes qom del Nocaayi. Surgieron discrepancias sobre los límites de los barrios, y muchos otros no relevados; en estas se priorizaron las identificaciones espaciales basadas en el uso del territorio y las relaciones sociales, en lugar de los polígonos oficiales del Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP, 2019). Este enfoque participativo destacó la importancia de las dinámicas comunitarias en la delimitación de barrios, mostrando que las fronteras oficiales no siempre reflejan la realidad vivida. En esta dinámica de mapeo se identificaron varias problemáticas relevantes: 1) Los límites establecidos en el Renabap tienden a basarse en criterios técnicos y administrativos que no siempre reflejan las dinámicas sociales y territoriales reales de la población. Esto puede llevar a una representación distorsionada de los barrios, omitiendo aspectos cruciales como las zonas de interacción social y los usos comunitarios del espacio. 2) La cartografía oficial frecuentemente impone fronteras que no son reconocidas ni respetadas por los residentes locales. Esto puede generar conflictos y dificultades en la implementación de políticas públicas y programas de desarrollo, ya que las acciones basadas en esos límites pueden no ser efectivas ni pertinentes para la realidad cotidiana de las comunidades. 3) La discrepancia con los límites oficiales subraya la necesidad de enfoques más descentralizados y participativos en la planificación urbana y la gestión territorial. 4) La no inclusión en la base de datos Renabap de la variable étnica en su registro, imposibilita la identificación de las particularidades identitarias de la población indígena en barrios populares, invisibilizando la presencia de los indígenas urbanos en las políticas habitacionales futuras. Según lo expuesto, es que propongo pensar a los espacios urbanos con población indígena en términos de zonas barriales indígenas ya que las prácticas cotidianas de habitar no solo se circunscriben a los barrios populares delimitados por diferentes organismos en términos de polígonos cerrados, sino que más bien se conforman a partir de un mosaico superpuesto de diferentes barrios y sectores de la ciudad entrelazados y relacionados.
Como se mencionó anteriormente, los desplazamientos de la población qom en función de redes sociales desde parajes cercanos son constitutivas y dinámicas, y se ven motorizadas por motivos diversos: eventos comunitarios, religiosos, deportivos, trabajo, acontecimientos familiares, relaciones sexoafectivas, etc. Estas formas de ampliación, reducción y movimiento de clanes familiares transforman las características estipuladas en los loteos unifamiliares y viviendas seriadas. Isidro vive en una casa construida por el Instituto Provincial de Desarrollo Urbano y Vivienda (IPDUV) en el Nocaayi, está allí hace más de ocho años, vive con su esposa y sus dos hijos de forma permanente y alrededor de ocho familiares más de forma transitoria. Además de trabajar “en la muni”, tiene un almacén tipo despensa en la casa desde donde expende todo tipo de productos y mercadería. Él renunció a la habitación principal de su vivienda para convertirla en una pequeña despensa/quiosco, con venta de alimentos no perecederos básicos, pan, gas, elementos de limpieza, algunas gaseosas o jugos para tereré, hielo y bebidas alcohólicas. El agua no abunda, ya que de la red solo cuenta con un servicio de dos a tres horas al día para cargar su tanque elevado, cisterna, tachos o baldes. Al renunciar a la habitación principal para su quiosco, solo cuentan con una habitación para dormir las cuatro personas permanentes y algunos colchones en la cocina-comedor para los habitantes temporales. En la categoría habitantes temporales propuesta subyace la necesidad de enfatizar en las formas heterogéneas, dinámicas y diversas de habitar un núcleo habitacional en un barrio popular qom; ya que los grupos convivientes de estos se incrementan o se reducen en función de los desplazamientos y permanencias de los pobladores. Estos se dan en múltiples escalas: entre viviendas del mismo barrio, otras zonas barriales de la ciudad u otros nucleamientos urbanos y/o rurales de la región.
En este sentido, los desplazamientos actuales son motorizados masivamente por eventos colectivos deportivos, religiosos o por relaciones laborales, parentales, amistosas, sexoafectivas, etc. Estos no son aleatorios, se realizan entre nucleamientos antiguos devenidos en zonas barriales indígenas o parajes rurales normados por relaciones sociales de convivencia entre individuos o grupos. A partir de esto, recupero la noción de De Certau (2000) para comprender a los desplazamientos actuales bajo la “historicidad de la práctica”, así como una “historicidad de la historia” lo que implicaría un movimiento que vincula una práctica interpretativa con una praxis social (de Certeau, 2000 p.35). Esta historicidad de la práctica se traduciría en “la capacidad de un grupo para transformarse a sí mismo; la manera en que una colectividad humana es un sujeto de su historia y no solo un producto de sus presiones” (de Certeau, 2000 p.211). Esta confluencia de habitantes permanentes y temporales en núcleos habitacionales pensados para familias tipo de cuatro personas (dos adultos y dos niños) y la adaptación de habitaciones para actividades comerciales subvierte las categorías establecidas por técnicos, devenidas en políticas públicas habitacionales locales.
Figura 7. Casa de Isidro en el barrio Quinta 24.
Fuente: Registro fotográfico propio (2019).
Por otra parte, algunos datos de población y condiciones habitacionales relevados por el personal del Centro de Salud del barrio Nocaayi de Juan José Castelli (2016) mencionan que en el caso de ese barrio, las viviendas existentes (con uno o dos cuartos) cuentan con seis a once integrantes. Estos valores en el Barrio Nocaayi configuran un promedio de más de cinco por vivienda, lo que responde a un promedio de 2,5 integrantes por cuarto. Ubicándose en un promedio de hacinamiento17 de precrítico (2,5 a 3 hab/cuarto) correspondiente a viviendas de dos cuartos, sin embargo, un porcentaje de las viviendas no relevadas posee solo un cuarto o solo constituyen un solo ambiente. En estos casos el índice treparía hasta el nivel crítico de hacinamiento (más de tres personas por cuarto). Según el INDEC el 81% de los hogares indígenas de la provincia del Chaco habita en viviendas deficitarias; el 35,2% de los hogares indígenas habita en viviendas con dos a tres personas por cuarto, frente al promedio provincial del 19,6%; esto se suma al 25,9% de los hogares indígenas que habita en viviendas con hacinamiento crítico —más de tres personas por cuarto— (INDEC, 2010).
Figura 8. Habitantes por vivienda en el Barrio Nocaayi.
Fuente: Elaboración propia con base en el informe realizado por trabajadores de salud del CAPS Nocaayi, 2016.
Cabe destacar que la metodología censal tradicional solo incluye a las personas de residencia permanente o solo a las presentes en el momento de la encuesta, sin contemplar el carácter de crecimiento-decrecimiento de los nucleamientos familiares que habitan un mismo lote o vivienda, por lo que estos datos se verían distorsionados, incrementando o reduciendo el indicador de hacinamiento. Por otra parte, la casa de Isidro, como muchas reemplazadas con prototipos gubernamentales, están hechas de ladrillo de baja calidad y techos de chapa sin aislación térmica, lo que afecta el confort interior en verano. Los habitantes suelen construir galerías anexas o usar espacios bajo árboles para pasar el día. Las viviendas solo incluyen cocinas a gas, limitando el uso de leña, y los sanitarios dentro de las casas son a menudo transformados en depósitos, con letrinas autoconstruidas al fondo de los lotes.
Todos estos factores que se traducen en diversas situaciones de precariedad sociohabitacional se dan en interacción con diferentes políticas públicas, destinadas a paliar superficialmente la pobreza, el desempleo y el déficit habitacional. En este sentido, Lenton y Lorenzetti (2005) analizan la política indigenista argentina en 2002 y 2003 en términos de un proceso de construcción de hegemonía que apeló al discurso de “la crisis” y la “pauperización creciente” y subordinó las demandas indígenas que durante años se configuraron en términos de autonomía y reconocimiento, solo a la administración y ejecución de planes sociales para obturar los puntos de conflictividad entre el Estado y los pueblos indígenas. A su vez, estos procesos de territorialización se comprenden a partir de considerar fundamentalmente los modos en que las relaciones de parentesco y las redes de relaciones fundadas en el reconocimiento de un origen común y de una memoria histórica coherente, hacen posible el acceso al suelo urbano, el asentamiento, la organización y la permanencia de población indígena en la ciudad (Maidana, 2011).
HABITAR LO URBANO, EL MOVIMIENTO EN LA ACTUALIDAD
Son las nueve de la noche, estamos en la casa de la hermana de Isidro cocinando un guiso para cenar entre los dos: él corta las verduras y yo troceo el pollo, somos dos y la olla es grande. Después de introducir todas las verduras, un zapallo completo y un pollo entero llegan la hermana (Rosana, “dueña de la casa”), luego dos hermanas más se suman (Florencia y Noelia), y más tarde se agregan, el hermano (Javier), el primo (Emanuel) y el sobrino (“Leti”). Somos siete —ninguno supera los cuarenta años— alrededor de una pequeña mesa, hablamos de los orígenes del barrio, la “historia de las comunidades en el monte”, con más dudas que certezas acerca de lo que sucedió antes de la conformación del barrio Nocaayi, Noelia —que estaba a mi lado— me dice por lo bajo: “Ya los que vivimos y nos criamos en la ciudad no conocemos mucho de lo que nos pasó antes, ya no preguntamos a los ancianos y muchos de ellos ya no están; solo sé que acá el Nocaayi se formó porque muchos hermanos se enfermaron de TBC y vinieron a atenderse acá y ya quedaron, pero siempre vivimos en movimiento”.
Como ya lo mencioné, en la casa de Isidro no solo conviven las actividades comerciales con las residenciales, sino que también por poseer el único comercio cercano expendedor de bebidas alcohólicas casi 24hs, es un punto de encuentro para los vecinos aledaños. La esquina18 es la zona predilecta para estacionar el cuerpo a tomar cerveza o vino en cualquier momento del día o la noche. Quienes confluyen —en su mayoría varones de entre 15 y 50 o 60 años— se juntan bajo un poste de luz, algunos sentados en unas banquetas hechas por Isidro que predisponen el cuerpo a estar en cuclillas, otros parados o recostados por la pared y algunos (quienes han sucumbido luego de días de borrachera) tirados en el suelo de tierra y pasto de haber evitado caer en el barro. Las jornadas nocturnas nos acompañaron con música de fondo, en muchos casos de otros vecinos cercanos que posicionan sus parlantes hacia la calle musicalizando con cumbia toda la manzana.Los grupos que se forman no son estáticos, se van agregando o desagregando producto del transcurso del tiempo: de quienes compran, beben y se van a otro lugar o de quienes “de paso” se quedan a compartir un trago y se quedan un tiempo más prolongado.
Figura 9. Casa de Isidro en el barrio Quinta.
Fuente: Registro fotográfico propio (2023).
Un espacio semicubierto con techo de chapa transparente y paredes de ladrillo de trama abierta construido por Isidro sirve de fuelle entre “la vereda” y la casa. Este volumen tiene un portón de chapa de un metro y medio que está abierto casi todo el día y la noche. Lugar en el que tanto Isidro como su cuñado o sobrino se reúnen con aquellas personas “más allegadas” (familiares o amigos más conocidos) a comer, a tomar mate, tereré, cerveza o vino; o bien para resguardarse del sol. En aquellos momentos en los que nos juntamos a comer o beber en este espacio, tanto Isidro como Roberto invitaban selectivamente a quienes pasaban por enfrente a participar de la reunión. No solo a quienes transitaban por la vereda o la calle, sino también a quienes lo hacían entre predios desde “el fondo”, un espacio sin muro divisorio o tejido dejado a modo de pasaje a la casa del lote vecino, tránsitos parentales y familiares. Pasajes que se utilizaban desde y hacia la casa de Isidro en este caso, quien me decía en todo momento: “Cualquier cosa que falte buscamos acá de la casa de mi hermana y de mi mamá acá al lado”; o Roberto: “Ahora busco de la casa acá atrás de mi primo unas verduras”. Los límites catastrales trazados delimitando la propiedad pública de la privada, y las direcciones por las que se debe transitar y permanecer son atravesados directamente. En este sentido, el filósofo qom Timoteo Francia (2018) menciona que “(…) el entramado de los senderos sigue una lógica de uso que colectiviza y hace comunes espacios pensados como privados. Estos movimientos producen nuevas definiciones del límite que rompen con el trazado oficial de un barrio” (Francia & Tola, 2018 p.75). A su vez, va en contra de la construcción de parcelas como propiedad privada; ya que, si bien estas movilidades se apartan de la lógica dominante de tenencia y uso de la tierra, cada parcela una vez asignada pertenece a la familia que la ocupa y es imposible afirmar que exista una apropiación comunal de la tierra (Francia; Tola, 2018).
Figura 10. Esquina próxima a la casa de Isidro en la zona barrial Nocaayi.
Fuente: Registro fotográfico propio (2023).
Este flujo constante de personas que vienen y se van conforman sistemas internos de desplazamiento a las que solo tienen acceso quienes las conocen y están legitimados por sus redes parentales para transitarlas y habitarlas. De esta forma, quienes concurren a la esquina ya no solo participan de las prácticas colectivas como transeúntes, sino que producen formas de habitar el espacio barrial que transgreden los límites de propiedad privada/pública y expresan dinámicas de desplazamiento en el espacio determinadas por los grados de proximidad de los vínculos y relaciones sociales. Estos flujos configuran una red tácita que rompe con el trazado en cuadrículas de las calles prospectadas por el plan urbano; esto puede entenderse como un proceso de territorialización llevado a cabo por medio de la acción de habitar, concepto que Giglia y Duhau (2008) definen como el proceso de poblamiento y de “domesticación del espacio”. Esto es “una intervención paulatina y colectiva dirigida a la transformación de una parte de la naturaleza en territorio: un espacio organizado y significado colectivamente, mediante procesos socioculturales” (2008, p.329).
ALGUNAS REFLEXIONES FINALES
A partir de lo expuesto, es posible entender los territorios y las identidades indígenas como procesos dinámicos que se alejan de la perspectiva de pérdida cultural como algo definitivo. Lo que se evidencia son procesos de redefinición del territorio y la identidad, con diferentes formas de agencia indígena en la transformación cultural permanente. De esta forma, los habitantes qom del Nocaayi no son receptores pasivos de influencias y acciones exógenas, sino actores sociales que seleccionan y reapropian cultura en función de estrategias que elaboran frente a la situación inter e intraétnica. Estos procesos de territorialización se comprenden a partir de considerar fundamentalmente los modos en que las relaciones de parentesco y las redes de relaciones, fundadas en el reconocimiento de un origen común y de una memoria histórica coherente, hacen posible el acceso al suelo urbano, el asentamiento, la organización y la permanencia de población indígena en la ciudad.
La relación entre sociedades y territorios ha sido vivida y reelaborada por las comunidades en complejos procesos históricos de aceptación-rechazo interétnica, como respuesta a las marcas dejadas desde la colonización, las presiones, expulsiones y confinamientos ejercidos durante la consolidación del Estado-Nación y la implementación de políticas en barrios populares urbanos actuales. En este sentido, la implementación de políticas socioterritoriales resulta en un entramado de relaciones y tensiones en la conformación de barrios y en las formas de habitarlos. Las intervenciones estatales en materia urbana, como el mejoramiento barrial, la reurbanización y los programas habitacionales tradicionales, han pasado por alto formas y prácticas de producir y habitar el territorio de las comunidades indígenas, demoliendo sus propias construcciones para construir viviendas seriadas.
El caso del sector urbano Nocaayi ofrece un punto de partida para observar cómo rasgos constitutivos de desplazamientos y redes sociales históricas de las comunidades indígenas urbanas son actualizadas hoy en día y emergen en la producción del hábitat urbano. Entender su conformación histórica, la espacialidad de sus prácticas, sus desplazamientos y su relación con el territorio y las relaciones entre nucleamientos indígenas físicamente lejanos podría dar indicios para un cambio en las formas tradicionales de actuación con políticas públicas sociohabitacionales en las zonas barriales indígenas. Pensar en políticas de reparación histórica en barrios populares indígenas no solo se circunscribe a la tenencia y propiedad de la tierra, sino también a la adecuación de núcleos habitacionales a las dinámicas familiares, colectivas y de desplazamiento. Además, es crucial garantizar un hábitat digno en términos de servicios básicos, infraestructura y garantías sociales y económicas.
Estas políticas deben contemplar la diversidad de prácticas espaciales en el habitar urbano, como senderos que atraviesan medianeras y marcan recorridos internos en las manzanas, y el uso de la calle como expansión de las actividades comunes. Es fundamental aceptar la visión indígena y su participación en los programas que el Estado genera hacia ellos, para revertir esta situación y abordar el problema estructural.
Finalmente, la relación que la población tiene con el espacio supera límites y fronteras impuestas por el trazado urbano, atravesándolos en todas sus escalas, desde los desplazamientos intra-lotes hasta las prácticas de movimiento entre barrios indígenas y otras localidades. Existe una relación constitutiva entre el espacio y las relaciones sociales, parentales y de amistad de la comunidad qom, que habilita o deshabilita flujos, circulaciones y permanencias en lugares. Estas dinámicas, si bien son impulsadas por actividades colectivas concretas, son también expresiones étnicas que refuerzan la identidad indígena.
Notas
- Si bien popularmente los términos indígena, aborigen y pueblos originarios se utilizan indistintamente, se opta por utilizar el término indígena, por consulta directa a las personas con quienes trabajo y haciendo eco de la terminología jurídica utilizada en la legislación internacional.
- “Qom” en qom laqtac (lengua qom) significa “gente” y es la forma de autodenominación de los integrantes del pueblo indígena conocido como “toba”. En la actualidad la población de etnia qom constituye el cuarto pueblo con mayor porcentaje en la Argentina (80.124 habitantes), y se distribuyen en cuatro provincias: Chaco (41%), Buenos Aires (21%), Formosa (18%) y Santa Fe (10%) (INDEC, 2022).
- Topónimo utilizado para denominar a la zona más o menos coincidente con la localización actual de J.J. Castelli.
- En qom laqtac: “quienes no son como nosotros”. Se podría traducir como: aquellas personas no-indígenas.
- Que se reconocen perteneciente a pueblos indígenas preexistentes al Estado-Nación argentino.
- Liliana Tamagno (2001) utiliza este término genérico para superar las expectativas de homogeneidad y/o conjuntos cerrados en sí mismos.
- Se opta por el término empírico “zonas barriales” ya que no solo se limitan a los polígonos trazados, sino que se amplían constantemente de forma interrelacional entre los diferentes “barrios”.
- Si bien el barrio Nocaayi ha sido fundacional del sector, posteriormente se han consolidado barrios contiguos como: Quinta 24, Quinta 31, 19 de Abril, etc. Producto del crecimiento de grupos familiares generacionales y la migración de diferentes zonas de la región central de la provincia del Chaco y Formosa.
- Dr. Humberto E. Cicchetti nació el 14 de septiembre de 1910 en San Nicolás (Prov. de Bs.As.). Luego de varias visitas a fin de evaluar la situación, se instaló en Castelli en 1964 motivado por el deseo de acompañar a comunidades aborígenes de las costas de los ríos, y fue el lugar elegido como punta de riel lo cual favorecía la conexión con el país y el mundo. Fue el fundador de las Misiones Evangélicas Cristianas Unidas (MECU) hoy la (JUM) Junta Unida de Misiones; impulsor de la obra médica educacional desde donde trabajaba dándoles contención médica, educacional y laboral en carpinterías a aborígenes qom y wichi (Schmidt, 2017).
- Obra médica se denomina al conjunto de edificaciones y acciones relativas a la atención de salud, desde atención médica, hasta alimentación y trabajo. Llevadas a cabo por personal de salud y misioneros evangélicos.
- Trabajo de campo realizado a partir de períodos intermitentes de residencias prolongadas desde el año 2018 hasta la fecha.
- Elaborado en 2016 para el Ministerio del Interior Obras Públicas y Vivienda de la Nación y coordinado por la arquitecta María Emilia Murcia.
- Localidades de la actual Provincia del Chaco fueron las numerosas, sin embargo, muchos qom habitan en barrios de la Provincia de Buenos Aires, Formosa y Santa Fe.
- Existen numerosas referencias espaciales de los vecinos del Nocaayi con el espacio de estructura en “I” compuesto por la intersección de la Av. San Martín por la Av. Pte. Perón y la A. Gral. Güemes como el centro: “vamos al centro”; “fuimos a pasear por el centro”; “en el centro hay más negocios”; etc.
- Denominado así en referencia al cacique Nocaayi, líder de los primeros grupos indígenas asentados en esta zona.
- El término «mariscar» refiere a la recolección de alimentos y recursos naturales de su entorno, como frutas, raíces, y la caza de animales. Esta práctica es una parte fundamental de sus formas de vida, de su conexión con la tierra y la naturaleza.
- Los índices de hacinamiento destacados en el censo del INDEC (2010) exponen que, respecto de la condición de Hacinamiento en la Vivienda en el departamento de Güemes, el valor crítico (más de 3 personas por cuarto) alcanza el 19 % de la población mientras que el 50 % presenta un índice muy aceptable (entre 0,5 y 1,5). El 31 % se ubica entre el nivel precrítico (1,5 a 3 personas por cuarto). Datos que son congruentes con la cantidad y tipo de viviendas.
- Constituye un área, no necesariamente la vereda; también el espacio de la calle y los terrenos mismos de las viviendas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Ares, P. & Risler, J. (2013). Manual de mapeo colectivo: recursos cartográficos críticos para procesos territoriales de creación colaborativa. Buenos Aires, Argentina.
Barabas, A. M. (2006). Los retos actuales para las tradiciones indígenas. Procesos de transformación y reelaboración en Oaxaca. Alteridades, 16(32).
Batalla, G. B. (1987). La teoría del control cultural en el estudio de los procesos étnicos. México: Papeles de la Casa Chata, CIESAS.
Cravino, M. C. (2009). Vivir en la villa. Relatos, trayectorias y estrategias habitacionales. Buenos Aires: Editorial Instituto del Conurbano UNGS.
De Certeau, M. (2000). La invención de lo cotidiano I. México.
Duhau, E., & Giglia, A. (2008). Las reglas del desorden: habitar la metrópoli. Siglo xxi.
Geertz, C. (2006) La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa
Francia, T y Tola, F. (2018). Filosofía qom: teoría toba sobre la alteridad. Editorial Las cuarenta.
Guber, R. (2001) La etnografía: método, campo y reflexividad. Buenos Aires: Norma
Gorosito Kramer, A. M. (2015). Otra Antropología posible (p. 45). Revista Runa.
Lenton, D., & Lorenzetti, M. (2005). Neoindigenismo de necesidad y urgencia: la inclusión de los Pueblos Indígenas en la agenda del Estado neoasistencialista. Cartografías argentinas. Políticas indigenistas y formaciones provinciales de alteridad, 293-325.
Haesbaert, R. (2013). Del mito de la desterritorialización a la multiterritorialidad. Cultura y Representaciones Sociales, México, año 8, n. 15, p. 9-42..
Maidana, C. (2011). “Migrantes Toba (Qom). Procesos de Territorialización y construcción de identidades”. Universidad Nacional de la Plata. (Tesis de Doctorado).
Pacheco de Oliveira, J. (2010). ¿Una etnología de los indios misturados? Identidades étnicas y territorialización en el Nordeste de Brasil. Desacatos, México, n.33, p. 13-32, may./ago. 2010.
Plan Estratégico Urbano Territorial. Castelli, Chaco – PEUT (2016). Estudio 1. EG 247. Informe Final Integrado – Coordinadora Arq. María Emilia Murcia.
Registro Nacional de Barrios Populares (2019). Ministerio de Salud y Desarrollo Social (2019). Integración socio urbana por los barrios populares. Génesis, recorrido y futuro de una nueva política de Estado en la Argentina. Publicado en web oficial: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/integracion_socio_urbana_de_barrios_populares.pdf
Schmidt, J.J. (2017). Castelli: Punto de encuentro. Resistencia: Contexto Libros.
Segura, R. (2017). Desacoples entre desigualdades sociales, distribución del ingreso y patrones de urbanización en ciudades latinoamericanas. Reflexiones a partir de la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA). CS, (21), 15-39.
Scribano, A. Ó. (2016). Investigación social basada en la creatividad/expresividad.
Tamagno, L. (2001). Nam qom hueta’a na doqshi lma’. Ediciones Al Margen.
Instituto Nacional de Estadística y Censos (2010). Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010.
Instituto Nacional de Estadística y Censos (2022). Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2022.
Cuaderno Urbano es una publicación científica con arbitraje internacional dirigida a la difusión de artículos y ensayos que se ocupan de la cuestión urbana —en el sentido más amplio del término— desde las disciplinas científicas, combinando trabajos empíricos, teóricos y ensayísticos que den cuenta de problemáticas locales, regionales y universales. La intención de la publicación es favorecer y promover la generación de ensayos y artículos de jóvenes investigadores con las reglas de arbitraje científico, colaborando en la producción editorial de sus ideas, como también divulgar el aporte de científicos ya consagrados en su especialidad disciplinar.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional (CC BY-NC 4.0)

Cuaderno Urbano Nº40: Índice de Contenidos.
INDEXACIONES
ERIH PLUS, índice europeo de revistas académicas
CAICYT-CONICET, Nivel 1 (nivel superior de excelencia). Forma parte del Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas.
SciELO, Scientific Electronic Library Online.
REDALYC, Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal.
LATINDEX, Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal.
DIALNET, Portal de difusión de la producción científica hispana.
DOAJ Directory of Open Access Journal.
ARLA, Asociación de Revistas Latinoamericana de Arquitectura.
REDIB, Red Iberoamericana de Innovación y Conocimiento Científico.
___
CONTACTO
Comité Editorial: cuadernourbano@gmail.com
Equipo Técnico Revistas UNNE: revistas@unne.edu.ar
___
Circuito para la compra del ejemplar físico de CUADERNO URBANO
- El interesado deberá realizar la trasferencia por el monto de $1500 (Pesos mil quinientos) a la siguiente cuenta:
CUIT: 30-99900421-7
Razón Social: UNNE Facultad de Arquitectura y Urbanismo
Banco de la Nación Argentina
Tipo de cuenta: Cuenta corriente en pesos
N° de cuenta: 0110429920042910229610
Alias: PEON.ROCIO.REMO - Enviar por correo electrónico comprobante de transferencia a las siguientes direcciones: cobrotesoreriaFAU@gmail.com y seinv.investigacion@gmail.com con los siguientes datos:
Nombre y apellido
N° DNI
Concepto de la transferencia efectuada - Retirar el ejemplar por la Secretaría de Investigación de la FAU.