TRABAJO FINAL DE CARRERA
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TRABAJO FINAL DE CARRERA / UNIDAD PEDAGÓGICA «A»
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PROPUESTA ACADÉMICA


En cuanto a lo epistemológico, la propuesta se inscribe en el enfoque problematizador, que se encuadra en la didáctica constructivista y crítica del conocimiento y de lo social, enfoque que asume una perspectiva crítico-reflexiva en relación con el contexto y con los componentes didácticos del currículum.

La perspectiva crítica, rompe con los esquemas tradicionales de los enfoques funcionalistas en sociología de la educación y visualiza la educación en su carácter social y ético político, al advertir el interjuego de relaciones dialécticas a través de las cuales se organiza lo social. Asimismo, el reconocimiento de la dialéctica social obliga a un posicionamiento ético político del profesional de la arquitectura y del docente.

En la práctica docente, este enfoque admite interpelar el pensamiento dominante que caracteriza la producción arquitectónica y urbana regional, promoviendo la construcción de un conocimiento decolonial en cuyo proceso se analice, desde una posición crítica, experiencias internacionales que han penetrado como muestrario de productos comercializables, como objetos trasplantados desde los países centrales, reproduciéndose en la región de manera sostenida; divorciados de contextos socio históricos, políticos y productivos de la realidad regional, han significado la repetición de modelos inadecuados al medio físico, histórico y socio cultural en el cual se instalan.

En relación con ello, y en el actual contexto de globalización, se trata pues de recuperar las experiencias de otras latitudes, pero aggiornadas a la realidad regional; y se trata también de articular saberes y conjugarlos en propuestas que, aun cuando empleen principios de la arquitectura globalizada, imponga la impronta de las culturas locales.

Entendiendo el conocimiento como construcción social, la educación se orienta a formar sujetos activos, creativos y autónomos, capaces de convivir democráticamente y comprender el mundo, lo cual requiere asumir que aun cuando aparezca condicionada por variables socioeconómicas, puede promover el cambio social a través de la formación de sujetos críticos, comprometidos y capaces de transformar la realidad, diversa, compleja y multicultural, esta última referida a la atención a la diversidad cultural, que media especialmente en la educación.

En cuanto a lo disciplinar, la Arquitectura y el Urbanismo son saberes en los que se entrelazan y articulan conocimientos disciplinares diversos, que definen su carácter complejo y multidimensional.

La multidimensionalidad nos habla de las distintas variables que operan en “(…) un campo de estudio disperso y prácticamente inabarcable (…)” (Díez Medina, Monclús; 2017: 10), anclado en un plano teórico y otro empírico.

En el plano teórico, el Movimiento Moderno asume el estudio de la ciudad como problema de la Arquitectura, y nos plantea interrogantes que persisten y se reeditan en la actualidad, pero en escenarios aún más complejos. A los viejos problemas de principios del siglo XX, y en medio de la 3º y 4º Revolución Industrial, se le suma otra dimensión de conflictos: “la ambiental”.

En el contexto mundial actual denominado Era de la Globalización, Hegemonía del Capitalismo o Capitalismo avanzado, el modelo neoliberal instalado a partir de los ’90, se caracteriza entre otras cosas, por el retiro paulatino del Estado de la gestión urbana, delegando en el mercado su rol de planificador y contralor del manejo de las ciudades y de los bienes comunes naturales y patrimoniales.

En nuestra región -exceptuando el corto período de políticas de corte nacional y popular entre el 2003 y el 2015- las consecuencias de la aplicación de este modelo muestran entre otras cosas, ocupación urbana desordenada, densificación de áreas centrales, alto porcentaje de población sin vivienda ni infraestructura básica, consolidación de enclaves de pobreza, ocupación de zonas periféricas y de riesgo o susceptibles de catástrofes, ocupación de zonas de valor paisajístico o patrimonial por parte de grupos sociales económicamente acomodados, agotamiento alarmante de recursos naturales, alto nivel de consumo energético con el consecuente aporte al calentamiento global, contaminación vertiginosa y continua de agua, suelo y aire.

En tal sentido, la profundización de desigualdades socio territoriales y marginalidad urbana, “la penuria de la vivienda” de las mayorías populares y la consecuente ocupación de espacios de reserva o espacios insalubres, nos advierten del crecimiento y concentración de la miseria en territorios ‘desconectados’ del sistema ciudad, pero nos advierten, además, de una variable que en los últimos cincuenta años ha pasado a incidir fuertemente en la urbanística mundial: la ambiental. Todo ello, nos indica la importancia de conocer los procesos históricos y reconocer su peso en el estudio y abordaje de las problemáticas urbano arquitectónicas, pues el qué y cómo enseñar la práctica proyectual, sigue siendo un problema definible en términos de dinamismo histórico.

Este escenario, agravado en lo que va del siglo XXI, exige abordar el diseño desde un marco teórico en el que se re signifique el campo de estudio, donde se pongan en juego la coexistencia de distintos paradigmas y visiones y se observen las relaciones espacio temporales definidas por la globalización. El desafío es poner en el centro del debate “(…) una visión del urbanismo entendido en sentido amplio, desde la teoría, la historia y la cultura arquitectónica de dimensión urbana” (Moneo, Rafael; 2017: s/p).

En el plano empírico, si bien Arquitectura y Urbanismo constituyen una práctica social común a todas las sociedades humanas y resultan de procesos productivos colectivos, difieren al interior de cada cultura.

En este plano corresponde diferenciar Proceso de Producción de Proceso de Construcción, ligado fundamentalmente a determinaciones económicas. De allí que en TFC, el hacer proyectual se valida, entre otras cosas, en la necesaria compatibilidad entre la propuesta de resolución de la materialidad y el reconocimiento de los procesos productivos del medio en que el diseñador se desempeña.

En cuanto a lo profesional, se observa la importancia de posicionarse en relación con la práctica que, mirada desde la concepción curricular modular por objetos de transformación “(…) ofrece la posibilidad de entender las características histórico sociales de las distintas formas de ejercer una profesión” porque “(…) las prácticas profesionales son determinadas socialmente, por lo cual se requiere estudiar las estructuras económico sociales que afectan el ejercicio de una profesión” (Díaz Barriga; 1990: 21) .

En tal sentido, el desempeño profesional no puede pensarse independientemente de la realidad en que se desenvuelve el sujeto, ya que “Cada agente (…) porta un origen y una pertenencia social y cultural que conlleva posicionamientos frente a la realidad que se trate, lo que impide suponer que haya una racionalidad disciplinaria exenta de distintas subjetividades” (Kullock, David; 2010: 248).

Tanto las incumbencias y ámbitos de desempeño del arquitecto, son objeto de problematización en el aula en TFC. En plena consciencia de que el cambio de época ha modificado la lógica moderna del mundo del trabajo tal como lo conocimos en el siglo XX, en el Taller se promueve la reflexión sobre qué es un arquitecto, de qué manera se tiene que formar, y qué es lo que tiene que aprender, lo cual incluye por supuesto, al profesional que se desempeña en la esfera de la enseñanza y al que lo hace en el plano de la investigación científica.

Finalmente, la modalidad de Taller reconoce que el aprendizaje se construye a partir de la práctica y la teorización y reflexión sobre ella; este principio pedagógico y epistemológico, orienta la selección de contenidos, las estrategias de enseñanza y la propuesta de evaluación.

Objetivos del curso

El Plan de Estudios 2018, aprobado por Resolución Nº 875/16 del HCD de la FAU, UNNE, establece Objetivos Institucionales de la Carrera de Arquitectura y Urbanismo (página 1), objetivos del Ciclo de Formación Profesional (página 8), del Área de Proyecto y Planeamiento (página 10), y Objetivos generales de aprendizaje a nivel del Plan de Estudios (página 13).

Los Objetivos de conocimiento de TFC de la UPA, se encuadran en los objetivos institucionales y se orientan a adquirir destrezas para el desempeño profesional y son coherentes con los Alcances del Título y Actividades Reservadas (Plan de Estudios 2018; página 5).

Se asume que los objetivos de aprendizaje tienen implicaciones metodológicas (Araujo, Sonia; 2006: 129) , ya que son los que determinan la integración de los contenidos del curso y la relación que existe entre éstos y la problemática teórica y práctica específica.

Es necesario señalar que en el enfoque problematizador, los objetivos no aluden a resultados a corto plazo, ni medibles, lo cual se demuestra en el uso de los encabezamientos utilizados en los enunciados.

Objetivos generales

  • Promover la síntesis de conocimientos construidos durante el trayecto de formación de la Carrera.
  • Promover la construcción de nuevos conocimientos para el ejercicio del diseño urbano arquitectónico que interpele el pensamiento dominante y atienda las condicionantes geográficas y de contexto social, cultural, histórico y productivo, que operan en el territorio de actuación,
  • Promover la producción urbano arquitectónica, en el marco de la construcción de juicio crítico y la reflexión acerca de la práctica y la ética profesional.

Objetivos específicos

  • Promover el reconocimiento del carácter complejo del campo de estudio y en su seno, la identificación de dimensiones de análisis que operan en el diseño urbano arquitectónico de complejidad media y alta.
  • Orientar la producción de los estudiantes hacia propuestas urbano arquitectónicas adecuadas a los diversos territorios de actuación, en cuanto a sus condicionantes geográficas y de contexto político, económico, socio cultural e histórico, que operan en dichos territorios.
  • Promover la aplicación de metodologías y métodos, herramientas y técnicas, para resolver problemáticas urbanas y arquitectónicas de mediana y baja complejidad, tanto en los aspectos formales y de significado, como en cuanto a los aspectos tecnológicos, productivos y constructivos.