Cuaderno Urbano Nº39 | Año: 2024 | Vol. 39
ARTÍCULO
EL ANÁLISIS DEL DISCURSO PARA ABORDAR LA DIMENSIÓN SIMBÓLICA DEL ESPACIO URBANO
DISCOURSE ANALYSIS TO APPROACH THE SYMBOLIC DIMENSION OF URBAN SPACE
ANÁLISE DO DISCURSO PARA ABORDAR A DIMENSÃO SIMBÓLICA DO ESPAÇO URBANO
Carolina Gonzalez Redondo
Doctora en Ciencias Sociales (FSOC-UBA), magíster en Políticas Ambientales y Territoriales (FILO-UBA), licenciada y profesora en Ciencias de la Comunicación Social (FSOC-UBA). Investigadora asistente del Conicet con sede en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC). Docente en la materia Metodología de la Investigación Social de la carrera de Ciencias de la Comunicación (FSOC-UBA).
E-mail:carolina.gredondo@gmail.com
Orcid: https://orcid.org/0000-0002-8338-8148
Resumen
Este artículo presenta una serie de herramientas teórico-metodológicas de análisis del discurso para el abordaje de la dimensión simbólica de los procesos urbanos, a partir de la propia práctica de investigación. Se recupera el dispositivo analítico utilizado en diversas investigaciones, se sistematizan los abordajes propuestos para cada objeto de estudio y se refieren algunos hallazgos de cada caso. Se exploran tres líneas de indagación sobre la dimensión simbólica de lo urbano: a) las conceptualizaciones y representaciones sobre la ciudad producidas desde los espacios de poder e instituciones (el espacio concebido); b) el entramado discursivo de las políticas urbanas; c) las diversas concepciones sobre lo urbano, la ciudad y sus usos que entran en conflicto cuando se tensionan el espacio concebido y el espacio vivido. Se demuestra que el análisis del discurso —como complemento de otros abordajes— resulta una herramienta potente para estudiar los procesos de producción del espacio urbano.
Palabras clave
análisis del discurso; producción del espacio urbano; espacio concebido; representaciones urbanas; políticas urbanas.
Abstract
This paper discusses a series of theoretical-methodological tools for discourse analysis to approach the symbolic dimension of urban processes, considering my own research experience, to explain the analytical proposal put into practice in several research, systematize the approaches proposed for each object of study and to summarize most important findings of each case. The article discusses three research lines about the symbolic dimension of the urban space: a) the conceptualizations and representations of the city produced from spaces of power and institutions (the conceived space); b) the discursive framework of urban policies; and c) the various conceptions of the urban, the city and its uses that come into conflict when the conceived space and the lived space are stressed. It is shown that discourse analysis —as a complement to other approaches— is a powerful tool to study the production processes of urban space.
Keywords
discourse analysis; production of urban space; conceived space; urban representations; urban policies.
Resumo
Este artigo apresenta uma série de ferramentas teórico-metodológicas de análise do discurso para abordar a dimensão simbólica dos processos urbanos, a partir da própria prática de pesquisa. O dispositivo analítico utilizado nas diversas investigações é recuperado, as abordagens propostas para cada objeto de estudo são sistematizadas e alguns resultados de cada caso são relatados. São exploradas três linhas de investigação sobre a dimensão simbólica do urbano: a) as conceituações e representações da cidade produzidas a partir dos espaços de poder e das instituições (o espaço concebido); b) o enquadramento discursivo das políticas urbanas; c) as diversas concepções sobre o urbano, a cidade e seus usos que entram em conflito quando o espaço concebido e o espaço vivido estão tensos. Mostra-se que a análise do discurso – como complemento a outras abordagens – é uma poderosa ferramenta para estudar os processos de produção do espaço urbano.
Palavras-chave
análise do discurso; produção do espaço urbano; espaço concebido; representações urbanas; políticas urbanas.
DOI: https://doi.org/10.30972/crn.39397892
INTRODUCCIÓN
La producción del espacio urbano es un proceso multidimensional en el que intervienen múltiples actores y sujetos en tensión, y también la propia naturaleza del espacio que moldea y da forma a sus prácticas y acciones (Lefebvre, 1974). En este trabajo presentamos el análisis de discurso como una herramienta metodológica transversal y potente para abordar la dimensión simbólica de los procesos urbanos, entendida como parte constitutiva e inherente a ellos, y que refiere a los procesos de producción de sentido en torno de lo urbano. Así, estudiar la dimensión simbólica de lo urbano implica considerar los modos en que los diferentes actores conciben, planifican, perciben, experimentan, transforman, disputan e imaginan las ciudades.
La producción de sentido atraviesa todas las dimensiones de la práctica humana (Verón, 1988). Respecto de lo urbano, advertimos al menos tres cuestiones susceptibles de ser abordadas desde el enfoque propuesto. La primera posibilidad es analizar lo que Lefebvre (1974) denomina el espacio concebido o las representaciones sobre el espacio; es decir, aquellas conceptualizaciones, abstracciones formales, que desde los espacios de poder, las instituciones, el Estado, se formulan sobre la ciudad o sobre una parte de ella. Estos discursos suelen plasmarse en diagnósticos, planes, proyectos y al ser seleccionados mediante mecanismos sociales e institucionales específicos constituyen documentos (Narvaja de Arnoux, 2006). Estos documentos tienen entre sus condiciones de producción (Verón, 1988) otros discursos sobre la ciudad y lo urbano, muchas veces inscriptos en formaciones discursivas específicas (Foucault, 1969; Pecheux, 1971), asociadas con determinados campos disciplinares (especialmente, pero no únicamente, la arquitectura y el urbanismo). Así, la mirada experta y oficial que se combina en ellos permite reflexionar sobre el carácter performativo de estos discursos. Al proponer una representación “legítima” sobre la ciudad, sugieren una interpretación y buscan orientar la acción sobre ella. De ahí su importancia y validez para analizar la producción del espacio urbano.
La segunda línea para abordar lo simbólico en la producción de lo urbano es el análisis del entramado discursivo en torno de una política urbana. Esto permite reconstruir los sentidos puestos en juego en la formulación, implementación y legitimación de las políticas. Las concepciones sobre el espacio y su expresión en la implementación de políticas públicas producen transformaciones materiales en el ordenamiento de la vida cotidiana (Harvey, 1990). Así entendidas, las políticas urbanas “son expresiones de la comprensión contemporánea de lo urbano” (Cochrane, 2007: 13), a la vez que producen el espacio urbano, sugieren modos de habitarlo, modifican las prácticas de los sujetos y producen sentido en torno a sus usos y usuarios legítimos. Desde el análisis del discurso es posible indagar cómo se define la cuestión que da lugar a la formulación de una política (Oszlak & O´Donnell, 1981), cuál es el trasfondo conceptual de la propuesta, cuáles son sus supuestos y cómo se vinculan con discursos de circulación internacional (McCann & Ward, 2010).
Finalmente, la última posibilidad es analizar qué sucede cuando se tensionan el espacio concebido y el espacio vivido (Lefebvre, 1974), cuando las diversas concepciones y representaciones sobre lo urbano, la ciudad y sus usos entran en conflicto. En ese punto, el análisis de discurso es especialmente útil para advertir los argumentos que se movilizan para legitimar las distintas posturas en disputa respecto a un terreno, política o intervención.
En este artículo, presentamos una serie de ejemplos de este tipo de análisis para cada una de las líneas mencionadas. Recuperamos las preguntas que guiaron el análisis, el corpus construido para cada caso, las herramientas analíticas utilizadas; y presentamos los principales hallazgos con el fin de compartir las potencialidades del análisis del discurso para el estudio de la dimensión simbólica de la producción del espacio urbano. Antecede a esto un apartado teórico-metodológico que brinda algunas nociones sobre el discurso y reconstruye el dispositivo analítico. Cabe señalar que, en lo que respecta a análisis del discurso, existen muchas corrientes. Aquí presentamos el dispositivo desarrollado a lo largo de diversas investigaciones, que se apoya en la corriente de la escuela francesa de análisis del discurso y que resultó muy productivo para el abordaje de políticas, procesos y conflictos urbanos.
El análisis del discurso constituye una herramienta complementaria de otros abordajes teóricos y metodológicos. Respecto de los primeros, se trabajó con el cruce de literaturas sobre sociología de las controversias (Azuela & Cosacov, 2013; Azuela, Melé, & Ugalde, 2015; Cefaï, 2002a; Melé, 2003, 2016), sociología política (Bohoslavsky & Soprano, 2008; Vommaro & Gené, 2017), movilidad de políticas (McCann & Ward, 2010; Peck & Theodore, 2010; Porto de Oliveira & Pimenta de Faria, 2017) y análisis de políticas públicas (Oszlak & O´Donnell, 1981). Respecto de lo metodológico, el análisis de discurso se combinó con el estudio de caso, el análisis de trayectorias, el análisis documental, el análisis semiótico, etc.
MARCO TEÓRICO Y DISPOSITIVO ANALÍTICO1
El análisis de discurso se apoya siempre en una teoría sobre el discurso. En este trabajo, definimos el discurso como “configuración espacio-temporal de sentido”, como fragmento de la semiosis social, entendida esta última como “dimensión significante de los fenómenos sociales en tanto procesos de producción de sentido” (Verón, 1988: 125). Su inscripción en una red semiótica implica reconocer que todo discurso tiene unas condiciones de producción que lo constituyen. Los discursos circulan en la arena de lo social, se influencian y producen nuevos sentidos. No flotan en el vacío, son el resultado de procesos de producción y, por tanto, requieren analizarse en relación con sus condiciones de producción, entre las que se encuentran otros discursos (Verón, 1988). Siguiendo a este autor, en la semiosis se construye lo real, y así se destierra la idea de que el discurso representa o refleja la realidad. En otros términos, Foucault (1969: 68) se refiere a este carácter performativo del discurso al definirlo como “práctica(s) que forman sistemáticamente los objetos de que hablan”.
Existen diversas corrientes de análisis de discurso (Maingueneau, 1999), en este artículo recuperamos la perspectiva de la escuela francesa y presentamos un dispositivo construido a partir de algunas herramientas analíticas que ofrece esta perspectiva. Desde este enfoque, los discursos están atravesados y desbordados por voces ajenas, por discursos-otros, en forma constitutiva (Montero, 2014). Siguiendo a la autora, reconocemos dos niveles de emergencia de la voz ajena en el discurso propio, que a su vez nos remiten a dos modos diferentes de identificar la emergencia del sujeto en el discurso. Uno constitutivo, o inconsciente, inherente a la práctica del lenguaje, que se vincula con la inevitable presencia del otro en el discurso y que no siempre es lingüísticamente aprehensible, relacionado con el interdiscurso. Y otro nivel intradiscursivo, en el que el sujeto es aprehensible, identificable, consciente; y aparece incorporando de distintos modos las voces ajenas, administrando la polifonía. A partir del análisis de las operaciones enunciativas y argumentativas situadas en este último nivel, es posible acercarnos al primero ya que la dimensión de la heterogeneidad constitutiva (Authier-Revuz, 1984) del sujeto y de su decir deja huellas, marcas y señales materiales en la superficie del enunciado, “huellas que nos permiten reponer las voces ajenas, pero también la operación de sutura que el sujeto realiza sobre su propio decir” (Montero, 2014: 270).
Esta perspectiva focaliza en la dimensión conflictiva de todo discurso, ya que su significado no es unívoco y hay una lucha por establecerlo. No existe una «democracia discursiva», no todas las voces son legítimas en cualquier momento y lugar. Las tematizaciones no son al azar, sino que responden a tendencias hegemónicas y leyes implícitas que regulan lo que se puede decir en un momento determinado (Angenot, 1989). Este concepto de hegemonía discursiva (Angenot, 1989) se relaciona con el concepto de formación discursiva. Acuñado por Foucault (1969) y reformulado por Pecheux (1971), se refiere a «lo posible de ser dicho desde una posición dada en una coyuntura dada» (Pecheux, 1971, citado en Maldidier, 1990: 206). Según Pecheux, las formaciones discursivas son la forma material y discursiva de las formaciones ideológicas, “conjunto complejo de actitudes y representaciones que no son ni individuales ni universales, pero remiten más o menos directamente a posiciones de clase en conflicto” (Pecheux: 1990, 102, citado de Montero, 2014). Las formaciones ideológicas están atravesadas por el conflicto y se componen de una o varias formaciones discursivas. Las palabras cambian de sentido al pasar de una formación discursiva a otra, y la formación discursiva sólo se mantiene y se constituye a través del interdiscurso (Maingueneau, 1996).
Así, los análisis que presentamos en este trabajo se sitúan en el nivel intradiscursivo, aquel que es aprehensible para el analista, pero teniendo como horizonte su vínculo con el interdiscurso, con las formaciones discursivas (Foucault, 1969; Pecheux, 1971), con la heterogeneidad constitutiva (Authier-Revuz, 1984). Para cada caso de análisis construimos un corpus de discursos, que es el “resultado de un proceso de trabajo analítico que permite articular sus elementos (…) a partir de un conjunto de interrogantes estabilizados-delimitados-orientados por una pregunta de investigación” (Aguilar & al, 2014: 52).
Luego, construimos un dispositivo que incorpora elementos de las teorías de la enunciación y de la argumentación. Respecto de la primera, se analizaron recursos lingüísticos y estrategias enunciativas (uso de tiempos y modos verbales, deícticos, apelativos, subjetivemas y modalidades) para identificar, por un lado, efectos de sentido, por el otro, el ethos que construye el enunciador a lo largo del enunciado. Este ethos actúa como garante de la enunciación y se basa en representaciones sociales valoradas o desvalorizadas que atribuyen al enunciador una cierta corporalidad y carácter (Maingueneau, 1996). Identificar el ethos asociado al enunciador permite advertir su posicionamiento, el lugar social desde el que habla, el enunciatario que construye y los ámbitos institucionales que respaldan su enunciado, en relación con una formación discursiva específica (Foucault, 1969).
En cuanto a las herramientas de las teorías de la argumentación, identificamos los elementos dóxicos que se ponen en juego (topos retóricos, lugares comunes, ideologemas), que representan los saberes compartidos en los que se basa la argumentación (Amossy, 2000). El objetivo de este tipo de análisis es comprender cómo funciona el discurso y las formas en las que se orienta hacia la construcción de consenso, la polémica, el impacto o la legitimación de acciones. Desde nuestro posicionamiento teórico, el concepto de doxa permite abordar la articulación entre el nivel constitutivo y el intradiscursivo en tanto que la argumentación está anclada en la doxa “que atraviesa, a su pesar, al sujeto hablante, que lo ignora tanto más cuanto que está profundamente inmerso en ella. Si la argumentación implica una intencionalidad y una programación, ellas se conciben tributarias de un conjunto dóxico que condiciona al locutor y del cual él está, la mayor parte de las veces, lejos de tener una clara conciencia” (Amossy, 2000: 6).
En cada caso incorporamos otras herramientas de análisis que se presentan en el apartado correspondiente. En términos prácticos, el trabajo de análisis de discurso fue muy artesanal. Implicó, en primer lugar, la construcción de cada corpus; luego, el fichaje a partir de algunas herramientas analíticas que permiten identificar operaciones enunciativas y argumentativas; como un paso previo al análisis. Posteriormente se fueron elaborando los argumentos, en vínculo con los análisis parciales que arrojaba el trabajo y con las otras herramientas teórico-metodológicas con las que se combinó en cada caso.
DESCRIPCIÓN DE LOS CASOS
En este artículo trabajamos con dos casos distintos para ilustrar la herramienta de análisis de discurso propuesta para el estudio de la dimensión simbólica de los conflictos urbanos. Uno de los casos es el proyecto del distrito gubernamental y el otro es la política de distritos económicos. Ambas propuestas, junto con otras intervenciones (Gonzalez Redondo, 2018b; 2022a), se presentan como una nueva respuesta a la cuestión (Oszlak & O´Donnell, 1981) del “deterioro” de la zona sur y su “desequilibrio” con respecto al norte2 de la ciudad. Ahora bien, ¿en qué consiste ese “deterioro” y ese “desequilibrio”? Por un lado, el “desequilibrio” expresa más bien una gran desigualdad en las condiciones de vida de las personas que habitan a uno y otro lado de la Av. Rivadavia3 (mapa 1). De hecho, es en las comunas4 del sur de la ciudad (4 y 8) donde se concentran los valores más críticos en relación con indicadores socio-económicos y habitacionales (CEyS, 2013). De manera complementaria, el “deterioro” que aparece en los diagnósticos oficiales nos remite al espacio construido: las instalaciones industriales y galpones en desuso, los grandes espacios verdes sin mantenimiento, los grandes equipamientos urbanos y conjuntos habitacionales relegados, las trazas de autopistas y de trenes que funcionan como “barreras urbanas”, etc. Este diagnóstico, que aparece como algo dado es, sin embargo, resultado del proceso histórico de desarrollo desigual de la ciudad de Buenos Aires (Gonzalez Redondo, 2022a; Hernández, 2020).
El distrito gubernamental fue impulsado en 2007 y buscaba refuncionalizar un predio de 40 hectáreas ubicado en el barrio de Barracas, al sur de la ciudad de Buenos Aires, en donde todavía funcionan tres hospitales de atención a la salud mental. El proyecto implicaba desafectar el uso de los hospitales y crear allí un nuevo centro administrativo, terciario y comercial que concentrara todas las funciones administrativas del gobierno local. Luego de un intenso conflicto, el proyecto fue interrumpido en 2013 (Gonzalez Redondo, 2018b). En la disputa por este espacio de la ciudad intervinieron, por un lado, las asociaciones gremiales de los hospitales, organizaciones sociales y legisladores de la oposición; y, por el otro, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Los primeros desplegaron estrategias para impedir la construcción del distrito gubernamental, entre las que se destacan la movilización, la difusión, la presentación de un proyecto alternativo, la articulación con el poder legislativo y la judicialización del conflicto. Como producto de esta última, los trabajadores obtuvieron a fines de 2012 una medida cautelar que impidió el comienzo de las obras. El gobierno local, por su parte, pasó de la búsqueda por el consenso a la coerción. En abril de 2013 la policía de la ciudad ingresó al hospital por la fuerza y reprimió a trabajadores, legisladores, periodistas y pacientes. La gran difusión de este hecho –inédito en un hospital público–, la movilización de los trabajadores y la medida cautelar que suspendía la obra impidieron la construcción del distrito gubernamental en ese predio.
Los distritos económicos, en tanto, constituyen una política paraguas que profundiza y extiende el proceso de renovación urbana desplegado en la zona sur de la ciudad desde la década del ’90 (Gonzalez Redondo, 2022a). Estos distritos son áreas específicas en las que, desde 2008, el gobierno local promueve la radicación de empresas e instituciones de un mismo sector económico. Para ello, ofrece incentivos tributarios, financieros e inmobiliarios, despliega estrategias para la articulación con actores empresariales y realiza una fuerte inversión pública orientada a la renovación urbana de estas áreas (Gonzalez Redondo, 2022a).
Mapa 1. Ubicación de los distritos económicos y del distrito gubernamental en la ciudad de Buenos Aires.
Fuente: elaboración propia con base en cartografía del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Las representaciones sobre el espacio
Siguiendo la primera de las posibilidades, en este apartado presentamos un caso en el que estudiamos las representaciones sobre el espacio (Lefebvre, 1974), específicamente a partir del análisis de la construcción simbólica de un espacio como vacío urbano, para dar lugar a la implementación de una política de renovación urbana. En el contexto del urbanismo neoliberal (Theodore, Peck, & Brenner, 2009), el concepto de destrucción creativa describe el proceso mediante el cual los lugares son destruidos y creados para favorecer la acumulación de capital. La diferencia potencial de renta se apoya en un ciclo de desvalorización del espacio que permite su posterior revalorización (Smith, 1996). Esta lógica económica guía las políticas de renovación urbana que se llevan a cabo en las ciudades latinoamericanas, como parte de los procesos de mercantilización del desarrollo urbano (De Mattos, 2008) y de valorización del suelo (Pradilla Cobos & Márquez López, 2016). Estas políticas de renovación urbana –entendidas como las acciones e inversiones tendientes a transformar el entorno físico y urbanístico de un área determinada (Díaz Parra, 2013)– suelen enfocarse en espacios urbanos que son previamente construidos –simbólica y materialmente– como deteriorados, abandonados o vacantes.
Diversos trabajos analizaron la producción de vacíos urbanos como el proceso previo de desinversión, deterioro y abandono que antecede a las propuestas de renovación (Franquesa, 2007; Marcus, 2017; Stanchieri & Aricó, 2013). En sintonía con ellos, analizamos el proceso de vaciamiento simbólico y material que dio lugar a una política de renovación urbana en la ciudad de Buenos Aires, denominada distrito gubernamental (Gonzalez Redondo, 2018a).
El análisis indagó en las condiciones de posibilidad de esta propuesta y en cómo fue conceptualizada la cuestión que dio lugar a esta política (Oszlak & O´Donnell, 1981). Específicamente analizamos cómo se construye la noción de vacío urbano y cómo la renovación emerge como respuesta necesaria, única e indiscutible. Para ello, conformamos un corpus de documentos oficiales de diagnóstico y planificación elaborados por el gobierno local y por instituciones ligadas al urbanismo en los que se caracteriza el predio en cuestión y el barrio de Barracas. Estos documentos que combinan una mirada experta y oficial sobre la ciudad –y, por tanto, refieren al espacio concebido, en términos de Lefebvre (1974)– proponen una representación “legítima” sobre la ciudad, el barrio y el predio y, a la vez, tienen un carácter performativo, buscando orientar la acción sobre el espacio.
De nuestro análisis se desprende que la expresión vacío urbano se construye como un objeto discursivo que caracteriza al predio de los hospitales y a su entorno. Siguiendo a Narvaja de Arnoux (2006), un objeto discursivo emerge y se construye en y por el discurso y se identifica a partir de la repetición de lexemas, la insistencia en determinados atributos, la oposición con otros objetos y sus diversos modos de reformulación. En este caso, el objeto discursivo vacío urbano remite a una formación discursiva (Foucault, 1969; Pecheux, 1971) específica –ligada a la disciplina del urbanismo y la arquitectura– cuyo significado no es estable ni unívoco. Por lo contrario, sus diversas formulaciones producen distintos centramientos y conllevan diferentes implícitos sobre lo que “debe hacerse” con ese tipo de espacios. A través de los distintos centramientos, la propia noción de “renovación” va adquiriendo mayor relevancia. Para analizar este objeto discursivo y sus diferentes centramientos, ordenamos los documentos según su fecha, identificamos el enunciador, el enunciatario y el ethos construido (Maingueneau, 1996) y utilizamos algunas herramientas de las teorías de la argumentación para advertir las tematizaciones sobre el predio y su entorno y las distintas propuestas de intervención. Fue fundamental conocer el contexto histórico de producción de cada documento, dado que las condiciones de aparición del objeto discursivo son históricas (Narvaja de Arnoux, 2006). Identificamos tres momentos diferentes de centramiento del objeto discursivo vacío urbano.
En la primera etapa (1980-2000), en los documentos se tematiza el presente del barrio de Barracas y del predio de los hospitales como áreas “deterioradas” y “vacías” y se lo contrapone con un pasado idílico “con identidad y carácter” al que era preciso retornar. Así las propuestas de intervención buscaban transformar estos espacios mediante procesos de “recaracterización”, “reformalización”, “redefinición”, “revitalización”, etc. A partir del año 2000 –en sintonía con los nuevos modelos de gestión urbana– al “área deteriorada” y al “espacio vacío” se les asocian expresiones como “área de oportunidad” y “área de desarrollo prioritario”. Este desplazamiento se apoya además en un cambio en la figura del enunciador, que combina su rol de experto con un tono persuasivo, más cercano al rol del empresario, y en una ampliación del enunciatario construido que además de contemplar expertos y funcionarios públicos, suma actores privados dispuestos a aprovechar las nuevas “áreas de oportunidad”. De este modo, vemos cómo el urbanismo neoliberal y el empresarialismo urbano se expresan también en los documentos normativos que proponen una mirada y una intervención sobre la ciudad. Es el propio Estado en su rol de facilitador el que, a través de un enunciador de experto y empresario, identifica los “espacios vacíos” y los presenta como una “oportunidad” para que el privado desarrolle.
Finalmente, a partir de 2009, cuando ya se conoce la propuesta del distrito gubernamental, se acentúa la “oportunidad”, pero se refuerza con un “necesario cambio de usos” para que la oportunidad sea aprovechada. Ese cambio de usos implica el cierre de los hospitales y la utilización de los terrenos para la construcción del distrito gubernamental. De esta manera, la recurrente problematización de este predio como “espacio vacío”, “deteriorado”, “sin uso” o con un “uso desprestigiante” constituye el asunto que el gobierno local transforma en cuestión (Oszlak y O´Donnell, 1981) y, por tanto, habilita y justifica la creación del distrito gubernamental, como una política pública tendiente a “desarrollar” esa zona “deteriorada” del barrio de Barracas.
EL ENTRAMADO DISCURSIVO DE LAS POLÍTICAS URBANAS
En otras investigaciones, focalizamos en la segunda de las posibilidades, el análisis del entramado discursivo en torno de la formulación, implementación y legitimación de políticas urbanas (Gonzalez Redondo, 2020a; 2020c; 2022a). En este apartado, analizamos el entramado discursivo en torno de los distritos económicos, y se buscó identificar los supuestos en los que se basa esta política para trazar sus vínculos con modelos y herramientas de gestión urbana de circulación internacional y, de este modo, echar luz sobre los procesos de movilidad de políticas urbanas.
Para ello, trabajamos con un corpus heterogéneo que reúne discursos pertenecientes a diversos tipos y géneros discursivos, producidos en diferentes contextos, desde diferentes instituciones. Se incluyeron versiones taquigráficas de discusiones legislativas, notas de opinión de funcionarios involucrados en la política, prólogos de libros y material de difusión sobre los distritos, fundamentos de los proyectos de ley, boletines electrónicos, entrevistas a funcionarios y agentes públicos y notas periodísticas.
El dispositivo analítico incorporó distintas herramientas. En primer lugar, la identificación del tipo y género discursivo de cada discurso, y sus contextos espacio-temporales de producción. En cuanto a las operaciones enunciativas, se prestó especial atención a cómo se construye el enunciador –con qué ethos se asocia– y qué enunciatario configura. En cuanto a estrategias argumentativas, a partir de la identificación de topos retóricos, lugares comunes y estereotipos (Amossy, 2000), analizamos las tematizaciones y construcciones argumentativas puestas en juego en los distintos discursos.
A partir de este análisis, identificamos que los distritos económicos son presentados como una iniciativa para favorecer el desarrollo económico, urbano y social de los barrios en los que se emplazan. Desgranar esta construcción argumentativa permitió identificar entre las condiciones de producción (Verón, 1988) de los distritos porteños a los supuestos de distintos discursos, modelos y herramientas –compatibles entre sí– como son el modelo de cluster (Porter, 1998), las ciudades creativas (Florida, 2002; Frost-Kumpf, 1998; Hyslop, 2012; Lazzeretti, 2008) y los principios ligados al “nuevo urbanismo” (Landry & Bianchini, 1995). En el entramado discursivo de la política de distritos identificamos distintas construcciones argumentativas que remiten a estos modelos. En primer lugar, que la concentración geográfica de empresas e instituciones de un mismo sector económico genera intercambios que favorecen el crecimiento de toda la cadena, a través de las denominadas “sinergias”. Esto se combina con otra construcción argumentativa, basada en el “efecto cluster”, que sostiene que la concentración geográfica de actividades económicas derrama en inversiones y empleo, motorizando de este modo procesos de desarrollo.
La metáfora del derrame permite combinar los objetivos de desarrollo económico, urbano y social y, de este modo, legitimar a los distritos como una política de desarrollo para “zonas postergadas”, específicamente en el sur de la ciudad. Esta metáfora también da sustento al rol del Estado como facilitador y creador del “clima de negocios”, necesario para que las empresas mejoren su productividad. A su vez, en el entramado discursivo identificamos que el talento y la creatividad son presentadas como cualidades propias del “ser porteño” 5. Así, las premisas del cluster se revisten de un enfoque creativo (Peck, 2009), que presenta a las industrias creativas como generadoras de empleo y como las nuevas actividades que vienen a reemplazar a las industrias tradicionales, resultando adecuadas para revitalizar áreas de la ciudad con un pasado industrial. Por último, también se identifican algunas premisas del nuevo urbanismo, referidas a la mixtura de usos del suelo y a la compacidad urbana (Landry y Bianchini, 1995).
Ahora bien, la recuperación de estos supuestos y estos modelos urbanos en particular no es casual. Los procesos de movilidad de políticas son desiguales y selectivos (Mc Cann, 2011) y –tal como se observa en nuestro análisis– algunas ideas, modelos y conocimientos tienen mayores posibilidades de viajar, debido a la mayor circulación y reconocimiento de los actores que las sostienen y a la propia elasticidad de sus propuestas. La noción de cluster (Porter, 1998) y de economías y ciudades creativas (Florida, 2002; Frost-Kumpf, 1998; Hyslop, 2012; Lazzeretti, 2008) constituyen ideas vehiculares (McLennan, 2004) que, debido a su elasticidad y adaptabilidad, su registro discursivo business and policy friendly (Martin y Sunley, 2003), pueden asociarse a distintas propuestas y discursos –como los de la competitividad y el emprendimiento– y, a la vez, construir consensos y legitimidad en torno de las políticas que quieren implementarse localmente. Así, los modelos de cluster y economías creativas se articulan conceptualmente con algunos enfoques sobre el desarrollo que –bajo la asunción acrítica del marco neoliberal del capitalismo actual (Cumbers, MacKinnon y McMaster, 2008)– proponen la competencia entre ciudades y regiones para atraer inversiones, utilizando al territorio y sus “ventajas” como uno de sus principales recursos.
También gracias al análisis de discurso, reconocemos en el entramado discursivo de esta política tres tematizaciones sobre el desarrollo. En la primera, el desarrollo aparece vinculado con el crecimiento económico y con la inserción de Buenos Aires en el mundo. La segunda tematización privilegia sentidos asociados con la mejora en la calidad de vida de los habitantes y con la valorización del suelo de las zonas de intervención. Finalmente, estas distintas concepciones sobre el desarrollo se sintetizan en la fórmula de desarrollo económico, urbano y social. Esta estabilización en torno de los sentidos sobre el desarrollo es producto del propio proceso de negociación de la política, de la dimensión territorial del proceso de movilidad (McCann & Ward, 2010), que analizamos en otros trabajos (Gonzalez Redondo, 2020a, 2022a).
Cabe señalar que los distritos económicos son el resultado de un proceso decisorio en el que intervinieron funcionarios públicos de diversas reparticiones del gobierno local, asesores, y empresarios e instituciones vinculadas con las actividades económicas promocionadas. Las características que asume cada distrito, sus zonas de radicación y sus beneficios y beneficiarios son producto de los intercambios entre estos actores, de la denominada política en minúsculas (Gené, 2011). Asimismo, en el diseño de la política tuvieron particular incidencia las trayectorias y mundos sociales de pertenencia de los funcionarios involucrados en su procesamiento (Vommaro & Gené, 2017). Para dar cuenta de este proceso fue necesario combinar el análisis de discurso con otras corrientes teóricas y metodológicas, como la sociología política y el análisis de trayectorias (Bohoslavsky & Soprano, 2008; Vommaro & Gené, 2017).
Así fue posible advertir que, mientras los funcionarios con experiencia en el mundo corporativo contribuyeron a entablar –mediante un lenguaje en común– un diálogo con el sector empresarial, los funcionarios “de carrera” dieron sustento teórico a la propuesta, incorporando los supuestos de discursos y modelos ligados a distintas formaciones discursivas (del campo de la economía, en un caso; y del urbanismo, en el otro). Así, las tradiciones y preocupaciones de los ministerios a cargo de la política, la trayectoria de los funcionarios de estos organismos y los discursos hegemónicos que circulan en cada uno de ellos incidieron en la particular combinación de objetivos, tradiciones teóricas y modelos de gestión pública que recupera la política de distritos porteña.
LAS TENSIONES ENTRE ESPACIO CONCEBIDO Y ESPACIO VIVIDO
Finalmente, una última propuesta es analizar los sentidos puestos en juego y los argumentos movilizados por distintos actores cuando entran en disputa diversas concepciones sobre lo urbano, la ciudad y sus usos. Es decir, cuando se tensionan el espacio concebido y el espacio vivido (Lefebvre, 1974). Para ello, aquí presentamos un análisis del conflicto suscitado a partir del proyecto del distrito gubernamental en el predio de Barracas donde funcionan hospitales de atención a la salud mental.
El trabajo completo analiza el repertorio de estrategias, recursos y argumentos movilizados por los distintos actores involucrados en este conflicto que tuvo lugar entre los años 2007 y 2013 (Gonzalez Redondo, 2018a, 2018b). Aquí recuperamos únicamente el análisis discursivo, que se complementó con abordajes que, desde la sociología de las controversias, se preguntan por la productividad social de los conflictos (Azuela & Cosacov, 2013; Azuela & al., 2015; Cefaï, 2002b; Melé, 2003, 2016). Reconociendo el conflicto como consustancial al funcionamiento de las sociedades, esta perspectiva se pregunta por los efectos sociales y los aprendizajes que el procesamiento del conflicto supone para los actores movilizados, tanto en términos territoriales, como jurídicos y políticos (Melé, 2016). Los conflictos urbanos no expresan una falla ni un mal funcionamiento de la acción pública sino que, por lo contrario, son parte constitutiva de la implementación de las políticas urbanas.
En esta oportunidad, el corpus estuvo conformado por entrevistas en profundidad realizadas a trabajadores del hospital, a asesores de la Legislatura y a un integrante de la comisión impulsora del proyecto alternativo denominado Nodo de Promoción de Salud; proyectos de ley; versiones taquigráficas de audiencias públicas y sesiones legislativas; actas de reuniones de la Comuna 4; y gacetillas de prensa y conferencias de prensa de funcionarios públicos del GCBA. El análisis se focalizó en las construcciones argumentativas puestas en juego por los actores para legitimar sus distintas posiciones. A su vez, estas construcciones se apoyan en diversas tematizaciones sobre el espacio urbano disputado y sobre el proyecto del distrito gubernamental en sí. El análisis de la argumentación resulta especialmente productivo para “comprender cómo los elementos de un saber compartido autorizan una operación de persuasión” (Amossy, 2000: 5).
Respecto de la disputa por la tematización del espacio en cuestión, mientras que para el gobierno local este lugar constituía un “espacio vacío”, “sin uso” y “aledaño” a los hospitales; para los trabajadores y organizaciones sociales se trataba –por lo contrario– de un espacio en uso, donde funcionaba el taller protegido 19, en donde se realizaban actividades de resocialización de los pacientes. Un espacio que se encontraba “totalmente activo” y una cancha de fútbol, que era “el único espacio verde” del que disponían los pacientes. Como contrapartida, la formulación del proyecto alternativo, denominado Nodo de Promoción de la Salud 6 resultó muy importante en la medida en que tensionó la territorialización, las representaciones y las formas de apropiación que sugiere la política pública. Al presentarse como un aporte a “las transformaciones en salud mental” y como una solución a la “puesta en riesgo de los recursos públicos de salud”, el nodo pone en tensión la caracterización de este predio como un “espacio vacío” y a la vez disputa la definición misma de la cuestión.
Durante el desarrollo del conflicto, todos los involucrados justificaron sus posturas y acciones en un marco de intereses y derechos compartidos. Para lograr esto, construyeron una «generalización» (montée en généralité) que les permitió demostrar que su movimiento iba más allá del interés particular (Melé, 2003). En su argumentación, apelaron a valores y derechos que remiten a un interés colectivo, movilizando concepciones sobre el espacio urbano, la vida en la ciudad, la acción pública, etc. Esta generalización, al igual que la conceptualización de la cuestión y del propio conflicto, no se da de una vez y para siempre, sino que se construye a medida que se procesa la política y se disputa el conflicto, en un interjuego con los posicionamientos de otros actores (Oszlak & O´Donnell, 1981). De ahí la relevancia del análisis argumentativo y enunciativo de los discursos que circulan y se ponen en tensión durante el desarrollo de un conflicto.
El gobierno local buscó vincular la iniciativa del distrito gubernamental con una serie de intervenciones dirigidas a «desarrollar el sur». Sobre la propuesta del distrito gubernamental, aparecen tres ideas interrelacionadas: a) el desarrollo del sur (o conceptos alternativos como ciudad integrada o equilibrio norte-sur); b) la creación de una nueva centralidad; y c) la generación de una simbología cívica propia de una ciudad autónoma que se distinga del poder central. El terreno donde se llevaría a cabo esta intervención se describe como una «zona degradada», un «espacio vacío» o «subutilizado», e incluso se describe como «en medio del desierto». Estos tres argumentos se combinan para ganar legitimidad en la intervención, presentando el distrito gubernamental como una iniciativa de interés general, tanto para los vecinos y ciudadanos de Buenos Aires en general, como para la zona sur en particular. Esta construcción argumentativa, especialmente la relación causal entre la instalación del distrito gubernamental y el desarrollo económico y demográfico del área, tiene entre sus condiciones de producción (Verón, 1988) a los discursos en torno de las economías de aglomeración, especialmente el modelo de clusters.
Por otro lado, los trabajadores y las organizaciones que se opusieron al distrito gubernamental presentaron argumentos relacionados con el riesgo para un interés colectivo (la atención pública de la salud), frente a un proyecto que responde a un interés particular (un negocio inmobiliario). Esta caracterización del distrito gubernamental como un negocio inmobiliario se enmarca en la política de distritos y en un proceso de renovación urbana y valorización inmobiliaria en curso en la ciudad de Buenos Aires y su área metropolitana. Además, entre las condiciones de producción (Verón, 1988) de esta argumentación encontramos otros discursos vinculados a otras disputas que se desarrollan en la ciudad. En esta caracterización también influye la participación de diversos actores (especialmente movimientos urbanos, organizaciones sociales y ONG) que participan en diferentes controversias y establecen redes y alianzas entre sí.
REFLEXIONES FINALES
Este artículo pone en el centro la dimensión simbólica de la producción del espacio urbano, entendida como su parte constitutiva. Así, presenta el análisis de discurso como una herramienta transversal, potente y complementaria de otros abordajes para estudiar los procesos de producción de sentido en torno de lo urbano. Es decir, cómo los diversos actores y sujetos conciben, planifican, perciben, experimentan, transforman y disputan las ciudades. Recuperando a Lefebvre (1974), propusimos tres grandes líneas de abordaje de la dimensión simbólica de la ciudad que no son exhaustivas y que se apoyan en experiencias de investigación previas.
Una de las primeras posibilidades refiere al análisis de las ideas, los diagnósticos y las conceptualizaciones sobre la ciudad o una parte de ella que se formulan desde los espacios de poder, las instituciones y el Estado, es decir el abordaje del espacio concebido o de las representaciones sobre el espacio (Lefebvre, 1974). Para esta línea, propusimos el análisis de discurso para el estudio de la producción de vacíos urbanos como antesala de los procesos de renovación urbana. Presentamos un análisis discursivo de documentos oficiales que mostró cómo la noción de vacío urbano se construye como un objeto discursivo que, a partir de distintos centramientos, habilita y legitima la construcción del distrito gubernamental en un predio de Barracas donde funcionan tres hospitales públicos. La importancia del análisis de este tipo de documentos –que combinan una mirada experta y oficial sobre la ciudad– radica en su capacidad para proponer una representación “legítima” sobre la ciudad, un barrio o un terreno y, por tanto, en su carácter performativo para orientar la acción sobre el espacio y la formulación de políticas urbanas.
Este último punto, el análisis del entramado discursivo de las políticas urbanas, constituye la segunda línea de abordaje de la dimensión simbólica de lo urbano. Así, analizamos los discursos en torno de una política urbana con el fin de reconstruir los supuestos en los que esta se basa y así abordar los procesos de movilidad de políticas. Trabajamos con un corpus de discursos heterogéneo en el que identificamos construcciones argumentativas que remiten a ideas, discursos, modelos urbanos de circulación internacional. La combinación del análisis del discurso con otro tipo de herramientas teórico-metodológicas, como la sociología política y el análisis de trayectorias biográficas, permitió advertir que en la particular selección y combinación de las ideas y los modelos que se retoman intervinieron también las tradiciones y preocupaciones de los ministerios a cargo de la política, la trayectoria de los funcionarios de estos organismos y los discursos hegemónicos que circulan en los distintos ámbitos. En este caso, el análisis de discurso funcionó como una estrategia metodológica potente para dar cuenta de las conexiones de esta propuesta con discursos y modelos internacionales, apuntando a la dimensión relacional de la movilidad de las políticas públicas (McCann y Ward, 2010; Peck y Theodore, 2010). Asimismo, el análisis discursivo permitió advertir cómo estos modelos y discursos de amplia difusión se combinan y convergen de una manera específica en el escenario local, cómo los actores locales se apropian selectivamente de estas propuestas, resaltando de este modo la dimensión territorial del proceso de movilidad (McCann & Ward, 2010; Peck & Theodore, 2010).
La última línea de indagación sobre la dimensión simbólica de lo urbano refiere a las tensiones entre el espacio concebido y el espacio vivido (Lefebvre, 1974), a las diversas concepciones y representaciones sobre la ciudad, lo urbano y sus usos que entran en conflicto. Para ello, presentamos el análisis discursivo de los sentidos puestos en juego y los argumentos movilizados por distintos actores que disputaron el proyecto del distrito gubernamental. El análisis permitió advertir cómo, a lo largo del conflicto, los distintos actores buscaron legitimar sus posicionamientos y acciones en un marco de intereses y derechos compartidos, convocando valores e ideas que remiten a un interés colectivo.
En todos los casos el análisis de discurso se complementó con otros abordajes teóricos y metodológicos, como la sociología de las controversias, la movilidad de políticas, y el análisis de políticas públicas. Estos cruces potencian el abordaje y el dispositivo analítico propuesto. Como vimos, en cada caso trabajamos con distintos tipos de corpus, muchos de ellos muy heterogéneos, por lo que un paso fundamental fue inicialmente situar los géneros y tipos discursivos de cada discurso. Otra cuestión central para el análisis de discurso es poder ubicar los enunciados en su contexto espacio-temporal para luego, a partir del análisis, poder reconocer sus condiciones de producción (Verón, 1988). Además del dispositivo general, en cada caso, pusimos en juego herramientas específicas habilitadas por los distintos corpus y, sobre todo, por las preguntas e inquietudes que guiaron cada análisis. Esperamos que la propuesta aquí presentada sea de utilidad para orientar futuras investigaciones sobre la dimensión simbólica de los procesos de producción de la ciudad.
Notas
- Este dispositivo analítico fue construido y puesto a prueba en mis investigaciones y tesis de maestría y doctoral, tal como se señala en la introducción. Para un mayor detalle, revisar Gonzalez Redondo (2018b; 2020c; 2022a).
- Las nociones de “deterioro de la zona sur” y “desequilibrio norte-sur” constituyen categorías nativas que refieren a las desigualdades territoriales entre las zonas norte y sur de la ciudad. Este diagnóstico aparece recurrentemente en los diferentes documentos de planificación de la ciudad de Buenos Aires al menos desde comienzos del siglo XX (Romero, 2009; Gorelik, 1998; Gonzalez Redondo, 2022a).
- Como se observa en el mapa 1, la Av. Rivadavia es el límite físico y simbólico entre el norte y el sur de la ciudad.
- Las 15 comunas constituyen un nuevo nivel de gestión político-administrativo de la ciudad de Buenos Aires desde el año 2005, cuando se sancionó la ley 1777.
- “Ser porteño” refiere a la condición de habitante de la ciudad de Buenos Aires, por su ubicación sobre el Puerto ribereño. A continuación, un ejemplo sobre cómo es utilizada esta expresión en los discursos analizados: “Los porteños somos talentosos, creativos e inmensamente curiosos”. (Prólogo de Horacio Rodríguez Larreta en GCBA, 2017: 5).
- Frente al proyecto oficial del distrito gubernamental, una comisión integrada por organizaciones, entidades académicas, arquitectos, y trabajadores de la salud elaboró una “propuesta urbana integral” para el predio de los hospitales, que incluyó tres áreas: a) una para la prevención, atención y promoción de la salud pública; b) una de equipamiento educativo y cultural; c) un Parque Público Urbano con espacios verdes e infraestructura pública para deportes, educación, recreación, etc.
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