Cuaderno Urbano Nº41 | Año: 2025 | Vol. 41
ARTÍCULO
DISEÑO PARTICIPATIVO Y GESTIÓN DE UN ESPACIO PÚBLICO: IMPLEMENTACIÓN DE UNA POLÍTICA PÚBLICA EN UN BARRIO POPULAR
PARTICIPATORY DESIGN AND MANAGEMENT OF PUBLIC SPACE: IMPLEMENTATION OF PUBLIC POLICY IN A LOW-INCOME NEIGHBORHOOD
DESIGN E GESTÃO PARTICIPATIVA DO ESPAÇO PÚBLICO: IMPLEMENTAÇÃO DE POLÍTICAS PÚBLICAS EM UM BAIRRO POPULAR
Gabriel Cacopardo
Arquitecto. Doctor en Arquitectura y Urbanismo. Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, Universidad Nacional de Mar del Plata.
E-mail: cacopardogabriel@gmail.com
Orcid: https://orcid.org/0000-0002-1868-9657
Rosario Mumare
Arquitecta. Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, Universidad Nacional de Mar del Plata. Becaria doctoral CONICET.
E-mail: rosariomumare@gmail.com
Orcid: https://orcid.org/0000-0002-0305-7788
Franco Maximiliano Santacroce
Arquitecto. Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, Universidad Nacional de Mar del Plata. Becario doctoral CONICET.
E-mail: santacrocefm@gmail.com
Orcid: https://orcid.org/0000-0002-8753-1546
Lugar de trabajo:
Instituto de Investigaciones en Desarrollo Urbano, Tecnología y Vivienda (IIDUTyV) – Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (FAUD) – Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP).
Resumen
Este artículo desarrolla una experiencia de gestión y diseño participativo de espacio público en un asentamiento informal de Mar del Plata, Argentina, en el marco de políticas públicas.
El trabajo enmarcado como investigación y desarrollo aporta al conocimiento de estrategias de gestión para gobiernos locales con un componente innovador en las formas de vinculación entre comunidad, políticas públicas, actores científico-académicos y organizaciones sociales, destacando la relevancia de la participación comunitaria en la configuración del espacio urbano.
Metodológicamente, se adopta un enfoque cualitativo y etnográfico de investigación-acción participativa. Se emplean técnicas como registro fotográfico, aerofotos y análisis de experiencias a través de observación participante.
Inserto en un contexto de urbanización popular, el proyecto demuestra la potencialidad del diseño participativo en el marco de una política pública, con un enfoque intersectorial e interinstitucional, y con el objetivo de reflexionar sobre cómo este tipo de experiencias puede contribuir a configurar modelos de intervención más inclusivos.
Palabras clave
espacio público, política pública, construcción participativa, tecnología social.
Abstract
This article explores an experience in participatory design and management of public space in an informal settlement in Mar del Plata, Argentina, within the framework of public policy. This work, framed as research and development, contributes to knowledge of management strategies for local governments with an innovative component in the forms of connection between the community, public policy, scientific and academic actors, and social organizations, highlighting the importance of community participation in the configuration of urban space. Methodologically, a qualitative and ethnographic approach to participatory action research is adopted. Techniques such as photographic recording, aerial photos, and analysis of experiences through participant observation are employed. Inserted in a context of low-income urban development, the project demonstrates the potential of participatory design within the framework of public policy, with an intersectoral and interinstitutional approach, with the aim of reflecting on how these types of experiences can contribute to shaping more inclusive intervention models.
Keywords
public space; public policy; participatory construction, social technology.
Resumo
Este artigo explora uma experiência de gestão e desenho participativo de espaço público em um assentamento informal em Mar del Plata, Argentina, no âmbito de políticas públicas. Este trabalho, enquadrado como pesquisa e desenvolvimento, contribui para o conhecimento de estratégias de gestão para governos locais com um componente inovador nas formas de conexão entre comunidade, políticas públicas, atores científicos-acadêmicos e organizações sociais, destacando a importância da participação comunitária na configuração do espaço urbano. Metodologicamente, adota-se uma abordagem qualitativa e etnográfica de pesquisa-ação participativa. Técnicas como registro fotográfico, fotos aéreas e análise de experiências por meio da observação participante são empregadas. Inserido em um contexto de desenvolvimento urbano de baixa renda, o projeto demonstra o potencial do desenho participativo no âmbito de políticas públicas, com uma abordagem intersetorial e interinstitucional, com o objetivo de refletir sobre como esses tipos de experiências podem contribuir para a construção de modelos de intervenção mais inclusivos.
Palavras-chave
espaço público; política pública; construção participativa, tecnologia social.
DOI: https://doi.org/10.30972/crn.41418587
INTRODUCCIÓN
El presente artículo surge como resultado del trabajo colectivo del grupo de investigación Ciencia y Tecnología del Habitar Popular (en adelante, CyTHaP), articulado con la Fundación Yo soy porque nosotros somos (en adelante, la Fundación), y la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (en adelante FAUD) de la Universidad Nacional de Mar del Plata (en adelante, UNMDP). Con esta asociación de actores, se llevó adelante un proyecto financiado por la Secretaría de Integración Socio Urbana (SISU), para realizar una experiencia de codiseño con vecinos del Barrio Caribe de la ciudad de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina, con el objetivo de contribuir al desarrollo de políticas públicas que reconozcan y respondan a las dinámicas particulares de los asentamientos informales.
La investigación se inscribe en un contexto más amplio de luchas populares por el acceso a la infraestructura y el espacio público, como parte de la construcción de una ciudad inclusiva. En el Barrio Caribe, esta demanda se ha manifestado a través de acuerdos informales y procesos de autoconstrucción, evidenciando la necesidad de nuevas formas de intervención urbana.
Este proyecto se diferencia de las iniciativas tradicionales al proponer una concepción más integral y participativa. A través de la articulación entre una cátedra vertical de Diseño Arquitectónico (incluyendo a estudiantes y docentes de los niveles I, II y III) de la FAUD-UNMDP denominada “Taller Austral”, y el grupo de investigación CyTHaP, perteneciente al Instituto de Investigaciones en Desarrollo Urbano, Tecnología y Vivienda (en adelante, IIDUTyV) de la misma casa de estudio, se conformó una red de actores que trabajaron colaborativamente en todas las etapas del proyecto. La Fundación, que actuó como unidad ejecutora, contaba con un trabajo previo de acompañamiento territorial en el barrio, facilitando el acceso a servicios básicos mediante la presentación y ejecución de un proyecto de obras tempranas financiado por la SISU entre septiembre de 2021 y marzo de 2022.
La experiencia de codiseño en el Barrio Caribe permite analizar cómo la construcción de espacio público en asentamientos informales constituye un desafío complejo, exigiendo enfoques innovadores capaces de adaptarse a las dinámicas particulares de estos territorios. El trabajo desarrollado demuestra cómo las alianzas entre distintos actores pueden fortalecer los vínculos con la comunidad y generar espacios públicos inclusivos que respondan a las necesidades locales.
El artículo toma como punto de partida el concepto de “urbanización inversa” definido por Pírez (2014, 2016), que describe cómo los asentamientos informales emergen cuando la población ocupa territorios antes de que existan las condiciones necesarias para vivir en ellos. Este fenómeno refleja la lucha de los sectores populares por satisfacer sus necesidades habitacionales frente a la falta de intervención estatal, situándose en el marco de la “producción social del hábitat”. Este concepto alude a la capacidad de las comunidades para construir y gestionar su propio entorno habitacional y urbano, desde la obtención del lote hasta la construcción de viviendas y espacios públicos (Hernández García, 2005). A pesar de ello, la falta de espacios de encuentro, recreación y socialización limita las oportunidades de desarrollo comunitario y profundiza las desigualdades urbanas.
En los asentamientos informales, los espacios públicos suelen reproducir esta lógica de autoconstrucción. Frecuentemente, no se planifican como áreas de encuentro o socialización, sino que aparecen como remanentes de tierra tras el proceso de lotificación. En muchos casos, estos espacios terminan siendo simples zonas de paso, sin áreas diseñadas para el ocio, el deporte, la cultura o el descanso, lo que los diferencia notablemente del espacio público asociado con el imaginario tradicional de la ciudad formal. Esta particularidad en la distribución del espacio se considera un rasgo definitorio de la producción del espacio urbano en contextos de producción social del hábitat (Bazán y Motta, 2022).
Con este marco, el presente artículo aborda el desarrollo de un espacio público en el Barrio Caribe, desde su concepción y diseño hasta su inauguración, destacando la particularidad de tratarse de un proyecto en el que participaron distintos actores en todas las fases del proceso. El codiseño y la coconstrucción con los vecinos fueron esenciales para validar el proyecto, garantizando que todas las etapas se realizaran mediante un intercambio constante entre los actores involucrados.
Al demostrar la viabilidad y el impacto de un enfoque coparticipativo, esta investigación desafía los modelos tradicionales de planificación y abre nuevas posibilidades. Con ello se busca contribuir al campo de la gestión urbana y el desarrollo comunitario.
Este estudio se sustenta en un enfoque metodológico cualitativo, con un marco de investigación-acción participativa y etnográfica que permite comprender en profundidad las dinámicas del territorio y los procesos de apropiación del espacio. Para ello, se emplean diversas estrategias de recolección y análisis de datos, entre las que se incluyen el registro fotográfico detallado del contexto, el uso de imágenes aéreas, y la elaboración de tablas que permiten sistematizar la información. Además, se analizan las experiencias de los actores involucrados a través de la observación participante. Se complementa con información recolectada a partir de entrevistas espontáneas a vecinos y otros actores clave, con el objetivo de identificar sus valoraciones sobre el proceso de coconstrucción y gestión de la plaza.
Finalmente, se propone revisar el papel de la universidad pública como un actor clave en procesos interactivos e interinstitucionales, explorando cómo su rol puede contribuir al diseño de políticas públicas más inclusivas. En este sentido, la participación del grupo CyTHaP como actor relevante del proceso, resultó fundamental para garantizar la coparticipación y vinculación entre los vecinos del barrio y el Taller Austral.
En síntesis, este análisis busca construir un marco conceptual que articule las intervenciones en asentamientos informales mediante políticas públicas, participación científico-académica y comunitaria, y el reconocimiento de las dinámicas propias de estos contextos, ofreciendo un modelo teórico y práctico replicable en otras intervenciones urbanas.
ENFOQUES TEÓRICOS: HÁBITAT POPULAR, ESPACIO PÚBLICO Y POLÍTICAS URBANAS
Distintos autores coinciden en que los barrios populares en Argentina son áreas con altos niveles de desigualdad y carencias en servicios básicos, a menudo surgidos de procesos de urbanización inversa y políticas públicas insuficientes. Son territorios caracterizados por la informalidad (Cravino, 2003; Canestraro, 2013; Freire, 2024) en la construcción de viviendas, la tenencia irregular de tierras y una infraestructura deficiente. La falta de planificación urbana y de estrategias estatales efectivas agrava la vulnerabilidad de sus habitantes, quienes recurren a la autogestión para garantizar su acceso a la ciudad.
En este sentido, Cravino (2003) sostiene que la ausencia de políticas habitacionales adecuadas obliga a los propios habitantes a recurrir a la autoconstrucción y a redes comunitarias, funcionando como una estrategia de acceso al espacio urbano. Esto perpetúa las condiciones de precariedad, aunque constituye un mecanismo de acceso a la ciudad para amplios sectores populares.
Canestraro (2013) coincide en analizar la informalidad como respuesta a la exclusión del mercado formal de tierras y vivienda. En este contexto, la producción social del hábitat surge como una solución autogestionada, aun así, con limitaciones que restringen el ejercicio pleno de derechos urbanos.
Autores como Cacopardo (2007) y Barreto (2010) coinciden en que los barrios surgidos a partir de la urbanización popular responden a procesos de autogestión y autodesarrollo, en los que los propios habitantes generan estrategias para su acceso a la ciudad. En este sentido, la producción social del hábitat es clave para comprender cómo estos asentamientos se configuran y evolucionan en el tiempo, enfrentando múltiples desafíos estructurales. La informalidad no solo se manifiesta en la tenencia de la tierra y la construcción de viviendas, sino también en la provisión de servicios y en la estructuración de los espacios públicos.
Desde esta perspectiva, la Ley de Acceso Justo al Hábitat (Ley 14.449), sancionada en la provincia de Buenos Aires en 2012, busca revertir las desigualdades en el acceso a la vivienda y promover la integración sociourbana de los barrios populares. La normativa establece herramientas para la regularización dominial, la generación de suelo urbano accesible y la participación comunitaria en la planificación del territorio. Además, fomenta la articulación entre el Estado, las organizaciones sociales y el sector privado para garantizar soluciones habitacionales inclusivas.
Los barrios populares suelen surgir en contextos de urbanización emergente y crecimiento desigual, reflejando las profundas inequidades sociales y económicas en las ciudades. En consecuencia, la falta de planificación urbana y la ausencia de políticas efectivas han llevado a que estos asentamientos se conviertan en espacios de vulnerabilidad. Los espacios públicos, en estos contextos, no quedan fuera de estas lógicas, conformándose de acuerdo con los distintos niveles de desarrollo de cada barrio.
Los espacios públicos en barrios populares se encuentran en la intersección de diversas formas de producción urbana, y presentan una dicotomía distinta en comparación con la que se observa en las áreas céntricas de las ciudades. Por lo tanto, estos espacios son interpretados de manera diferente, y analizarlos permite explorar su complejidad y entender las diversas lógicas que influyen en su construcción.
En los barrios populares, los espacios públicos suelen ser escasos y con un estado importante de abandono y deterioro. Presentan características particulares derivadas de la precariedad, la informalidad y la segregación urbana. Sin embargo, son el escenario de un «urbanismo cotidiano» (Chase, Grawford y Kaliski, 2008), donde las comunidades encuentran formas creativas de utilizarlos, convirtiéndolos en lugares clave para la interacción social, a pesar de la falta de mantenimiento o recursos.
Cada espacio público se define en función de su uso (Gehl, 1987), es decir, a través de la interrelación entre las personas y el lugar. Los espacios públicos son los lugares sociales más importantes en el barrio popular; son lugares para el intercambio cultural y la construcción de valores (Hernández Bonilla, 2007). En este sentido, la condición de soporte múltiple de simbología que se le da al espacio público (Monnet, 2002), lo posiciona como forma de vida colectiva, siendo un elemento fundamental de representación de la colectividad. Esto logra trascender el tiempo y el espacio a través de la apropiación del espacio público, característica que se construye a partir de la expresión e identificación social de los diversos actores involucrados (Hernández García, 2008).
Ante la posibilidad de crear un nuevo espacio público, resulta fundamental optimizar al máximo las oportunidades que esto representa a través de una planificación cuidadosa. La participación, en este contexto, se considera una herramienta esencial para fomentar procesos inclusivos, promover el diálogo entre los diversos actores involucrados y garantizar intervenciones efectivas. Su rol es clave no sólo para legitimar las decisiones, sino también para fortalecer el tejido social, construir consensos y generar un sentido de apropiación colectiva en torno de los proyectos desarrollados. Además, la participación permite integrar saberes locales y científicos, articulando perspectivas diversas en el diseño e implementación de estrategias que sean sostenibles y efectivas a largo plazo.
A partir de estas premisas, se busca promover el desarrollo de políticas que reconozcan y fortalezcan los espacios públicos en los barrios populares. Sin embargo, las políticas urbanas suelen establecer directrices y criterios para su configuración, ignorando con frecuencia las particularidades del contexto territorial donde se implementan. Oszlak (1991) destaca cómo las políticas urbanas buscan regular el acceso y uso del espacio público, actuando como un recorte específico de las intervenciones estatales en respuesta a conflictos y demandas sociales. Por ello, es esencial que las políticas públicas sean sensibles a las características de cada territorio, capaces de sostener nuevas prácticas, permitiendo su adaptación y gestión.
En este marco, María Carla Rodríguez junto con María Mercedes Di Virgilio (2014) y Cristina Cravino (2003) examinan cómo las políticas públicas en contextos urbanos asignan roles a cooperativas de trabajo y a otros actores no estatales, promoviendo formas alternativas de estructuración territorial. En esta línea, Bazán y Motta (2022) junto con Hernández García (2013) destacan la importancia de considerar las prácticas comunitarias en la gestión del espacio público, reconociendo que son fundamentales para la adaptación y sostenibilidad de estos territorios. Estas prácticas reflejan la capacidad de los habitantes para negociar, resistir y articularse con actores externos en función de sus necesidades colectivas.
Las Tecnologías Sociales o Tecnologías de Inclusión Social (TIS) emergen como herramientas clave para ampliar las posibilidades del espacio público. Según Hernán Thomas (2012), las TIS se definen como “formas de diseñar, desarrollar, implementar y gestionar tecnología orientada a resolver problemas sociales y ambientales, generando dinámicas sociales y económicas de inclusión social y de desarrollo sustentable” (p.2). Estas tecnologías permiten reconfigurar el concepto tradicional de espacio público, trascendiendo las nociones convencionales de plazas y parques para incorporar accesos a bienes, servicios, redes de comunicación y nuevas formas de interacción. En este sentido, las TIS destacan aún más la importancia de los espacios públicos en los barrios populares.
Según Hernández García (2021), el concepto de espacio público parte de una múltiple constatación: por un lado, se constituye en una dimensión central de la vida urbana por ser allí donde se representa y ejecuta la vida social; por el otro, y actualmente muy significativo, el espacio público adquiere dentro de la planificación urbana cada vez mayor importancia como herramienta conceptual, no solo para el logro de objetivos en planes y programas de desarrollo urbano sino también de diferentes programas de orden económico, social y político, resaltando su valor como estrategia de innovación.
En los barrios populares, el espacio público refleja la insuficiente inversión estatal y las múltiples carencias en infraestructura, pero también se convierte en un escenario posible para el empoderamiento social. A través de iniciativas de autogestión y autodesarrollo, es posible implementar intervenciones que transformen el territorio, promoviendo la inclusión social y mejorando la calidad de vida de sus habitantes.
Un ejemplo de estas intervenciones es el Proyecto Habitar, una iniciativa que promueve el abordaje integral del hábitat desde una perspectiva participativa y territorial. La experiencia en el Barrio Caribe se alinea con este tipo de iniciativas que buscan redefinir el concepto de proyecto y su vínculo con las políticas públicas. Al igual que en el Proyecto Habitar, se trabajó de manera colectiva con la comunidad para cocrear soluciones basadas en las necesidades reales de los habitantes. Esta metodología, que articula saberes técnicos con el conocimiento y la experiencia de quienes viven en el territorio, demuestra que es posible insertar estas experiencias en las agendas gubernamentales. Así, se fortalece la idea de que la gestión urbana no debe limitarse a enfoques centralizados, sino que debe incorporar procesos participativos que reconozcan el derecho a la ciudad, en este sentido, este trabajo contribuye al campo de conocimiento y prácticas de las denominadas políticas de integración sociourbana.
En este contexto, la construcción de la Plaza El Artesano en el Barrio Caribe es una experiencia que testimonia la posibilidad de otros modos de políticas públicas, que profundizan la integración sociourbana con una participación activa de los vecinos como actores relevantes del proceso. Este proyecto no solo logró recuperar y resignificar un espacio para la comunidad, sino que también fortaleció el tejido social al involucrar a los vecinos en su diseño, gestión y uso, convirtiéndolo en un lugar de encuentro, recreación y cultura.
TERRITORIO DE TRABAJO
Este trabajo se desarrolla en el Barrio Caribe de la ciudad de Mar del Plata. Estudios recientes han señalado que el crecimiento urbano de ciudades intermedias como ésta, ha sido desigual y no adecuadamente planificado (Lanfranchi et al, 2018). A pesar de un crecimiento poblacional moderado, la expansión urbana ha estado principalmente impulsada por las demandas habitacionales de diversos sectores sociales, lo que ha exacerbado problemas de inequidad, ineficiencia e insostenibilidad (Sagua, 2024). Además, el desarrollo en las zonas periurbanas de Mar del Plata muestra un cambio rápido en la demografía y la estructura residencial, junto a actividades que definen nuevos usos del suelo, creando tensiones y conflictos socioambientales. Estos desafíos continuos ponen a prueba la capacidad de implementación de políticas públicas efectivas para el ordenamiento territorial y la gestión urbana.
Mar del Plata crece según las características de las ciudades intermedias latinoamericanas1 (INDEC 2010), con sus patrones de acumulación y distribución que se ve reflejado en la configuración del territorio, condicionado por las fuerzas del mercado, los intereses del sector inmobiliario y las políticas del estado, que tienen un fuerte impacto en los sectores de mayor vulnerabilidad, como son los asentamientos urbanos y periurbanos del Partido de General Pueyrredón.
El área de estudio de esta investigación se sitúa en el Barrio Caribe (Figura1). Según el Registro Nacional de Barrios Populares (en adelante, Renabap) del año 2024, en este territorio residen aproximadamente ciento cuarenta familias (ID 4249_Caribe). El barrio se encuentra localizado en el polígono comprendido entre la avenida Juan B. Justo y las calles Leguizamón (Ex 212), Alvarado y República Árabe de Siria.
Figura 1. Barrios Populares de la ciudad de Mar del Plata.

Fuente: elaboración propia a partir de la base del Renabap.
Desde 2020, el IIDUTyV y la Fundación, trabajan conjuntamente con los vecinos del barrio en obras de mejora significativa, particularmente en la infraestructura de agua y en el mejoramiento de las condiciones habitacionales.
A partir de 2021 y, en el marco de las políticas implementadas por la ex Secretaría de Integración Socio Urbana, que desde 2017 busca dar respuesta a los problemas del déficit habitacional y las condiciones precarias de las viviendas en barrios populares, se comienza a desarrollar una serie de Proyectos de Obras Tempranas (en adelante, POT) orientados a mejorar la infraestructura urbana (instalaciones intradomiciliarias, espacio público y sistema de red peatonal), para trabajar conjuntamente con organizaciones sociales y municipios. Estas obras fueron financiadas en su totalidad por el Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), administradas y gestionadas por organizaciones de la sociedad civil.
El primer POT que ejecutó la Fundación se llevó a cabo en 2021, y consistió en obras de conexión domiciliarias e intra lote a la red de agua y electricidad para 101 familias (Figura 2).
En 2022, una familia del barrio, en reconocimiento por el acompañamiento recibido en el proceso de construcción de parte de su vivienda, cedió de forma voluntaria el uso de su lote, ubicado en la esquina de Av. Juan B. Justo y Wilde, con el acuerdo de la comunidad, para el desarrollo de un espacio público colectivo. El espacio fue cedido con el deseo de que se transformara en un área de juegos y recreación, respondiendo a un anhelo compartido por la comunidad —especialmente por los niños y jóvenes— y a una demanda sostenida de los actores vecinales, quienes, en reiteradas instancias de participación, habían manifestado la necesidad urgente de contar con una plaza en el barrio. Hasta ese momento, el barrio no disponía de ningún espacio público de recreación, y la plaza más cercana se encontraba a más de 5 km, dificultando su acceso para muchos grupos familiares. La familia expresó su voluntad de que este espacio no solo sirviera como un lugar de esparcimiento, sino que también fomentara la unión y el desarrollo de la comunidad.
Figura 2. Cronología histórica: de la creación del Renabap a la implementación del Proyecto de Obras Tempranas en el Barrio Caribe – Plaza El Artesano.

Fuente: elaboración propia.
Esto permitió que la Fundación presentara el proyecto de un nuevo POT. Se contempló la creación de un espacio recreativo y un playón deportivo, abordando de manera integral las necesidades del barrio. La ejecución de estos trabajos fue el punto de partida para la implementación del desarrollo participativo del espacio público. En este sentido, la coconstrucción del playón deportivo y del espacio recreativo se convirtió en un proceso clave, no solo para la mejora del entorno urbano, sino también para promover un modelo de intervención basado en la colaboración y la participación vecinal.
En este contexto, se analizan cuestiones como el acceso a infraestructura en los barrios populares y su impacto en el desarrollo del espacio público. Se profundiza en la concepción del proyecto, resaltando la articulación de una red de actores que permitió su materialización, y se examinan los aspectos de gestión y aportes a las políticas públicas.
DESARROLLO
El espacio público y las luchas por el acceso a infraestructura en asentamientos informales
La demanda por la construcción de la Plaza El Artesano surge como parte de las luchas generales de los barrios populares por acceder a servicios básicos e infraestructura adecuada. En estos territorios, los acuerdos y gestiones para acceder a tierras disponibles suelen realizarse fuera de los marcos formales, reflejando estrategias comunitarias para responder a las necesidades colectivas. En el caso de la Plaza, el terreno fue identificado como un espacio con potencial para el uso público.
Se encuentra ubicado frente a la Avenida Juan B. Justo en su intersección con la calle Wilde (FIG. 3). En este sector residen referentes barriales que desempeñan un rol activo gestionando un merendero y organizando reuniones vecinales, lo que lo convierte en un punto de encuentro para la vida social y comunitaria del barrio.
Figura 3. Ubicación Barrio Caribe – Plaza El Artesano.

Fuente: elaboración propia.
En este espacio de referencia, se concretaron diversas conquistas para la mejora de infraestructura en el Barrio Caribe, desde la conexión de agua potable de red, hasta el acceso a las políticas públicas (Figura 4). Dada la trayectoria y el antecedente de los trabajos realizados, se generó un vínculo de confianza entre los habitantes y el equipo de trabajo de la Fundación. Gracias a los esfuerzos conjuntos de vecinos organizados, quienes visualizaron la posibilidad de transformar un espacio sin uso en un lugar de encuentro y socialización, se muestra cómo la gestión comunitaria se convierte en una herramienta clave para superar las limitaciones impuestas por la falta de políticas públicas específicas y para avanzar hacia una transformación territorial más eficiente y acorde con los contextos locales.
Figura 4. Trayectoria de obras ejecutadas POT – Barrio Caribe.

Fuente: elaboración propia a partir del registro fotográfico del grupo CyTHaP.
La concepción del proyecto: articulación de una red de actores
El desarrollo del proyecto de la Plaza El Artesano representa una nueva forma de concebir la intervención urbana, basada en la colaboración de una red diversa de actores. Este enfoque interdisciplinario y participativo integró conocimientos académicos, técnicos y comunitarios.
La articulación entre la Fundación y la FAUD, vinculando al Taller Austral, permitió incorporar la resolución proyectual de la plaza como un trabajo didáctico y obligatorio dentro de la currícula de la materia Diseño Arquitectónico I-III “M”. Este taller se estructura con un enfoque vertical, integrando estudiantes de segundo, tercero y cuarto año, lo cual enriquece la experiencia formativa mediante el trabajo colaborativo entre distintos niveles. Participaron aproximadamente 200 estudiantes y el equipo docente de los tres niveles, quienes abordaron el proyecto como parte del desarrollo pedagógico del segundo cuatrimestre del año 2023. El ejercicio incluyó instancias de trabajo colectivo entre estudiantes, vecinos del barrio y representantes de la unidad ejecutora, en un proceso que combinó relevamiento territorial, diagnóstico participativo y elaboración de propuestas proyectuales.
En la primera instancia, el proyecto presentado a la SISU consistió en un diseño realizado por la Fundación, sin intervención vecinal pero guiado por la experiencia en territorio y un relevamiento perceptual sobre las necesidades de los vecinos. Con la incorporación del Taller Austral, posteriormente a una visita al territorio, un relevamiento y un mayor diálogo con los vecinos, se comenzó a trabajar en un diseño que representara fielmente las necesidades de los usuarios y que optimizará al máximo las posibilidades que el terreno brindaba. De esta manera, se organizaron grupos de estudiantes de distintos niveles de la carrera para que surgieran varias propuestas. estas fueron interpeladas por los vecinos del barrio, dando comienzo a un intercambio y diálogo de saberes, transformándose en una experiencia colaborativa, inédita para la resolución proyectual de este espacio (Figura 5).
Figura 5. Intercambio entre vecinos del barrio, el Taller Austral y la Fundación.

Fuente: elaboración propia.
Una vez finalizado el tiempo de corrección con los docentes y vecinos del barrio, se definió una fecha de entrega y se realizó una exposición en la FAUD. Allí se eligieron las propuestas más votadas para compartirlas con la comunidad en el barrio, y que todos los vecinos tuvieran la posibilidad de elegir y votar el proyecto que más les gustara. De aquí surgieron cuatro propuestas que se utilizaron para unificar criterios y ajustar el proyecto a uno que fuera más flexible, y se adecuara al presupuesto (Figura 6).
Figura 6. Propuestas arquitectónicas – Taller Austral.

Fuente: elaboración a partir de trabajos realizados por estudiantes del Taller Austral.
El proceso continuó con el intercambio entre la unidad ejecutora y un equipo de alumnos del Taller Austral interesados en continuar con su participación en la obra. Luego de varios encuentros se ajustaron aspectos materiales y proyectuales para adaptar el proyecto al presupuesto de la obra y, principalmente, al territorio (Figura 7).
Figura 7. Ajustes y definición conjunta del proyecto: participación interactoral.

Fuente: elaboración propia.
De allí surge la propuesta definitiva, dando lugar a alianzas sociotécnicas (Thomas et al., 2019) que se manifiestan en las relaciones entre los residentes del barrio, los estudiantes y los profesionales involucrados, así como también en el proceso de construcción y resignificación de tecnologías (Figura 8). En este contexto, esto implica adaptar el diseño de la plaza al barrio, para mejorar el uso y acceso a un espacio público de calidad.
Figura 8. Proceso constructivo de la plaza: encofrado, hormigonado y montaje del semicubierto.

Fuente: elaboración propia.
El enfoque participativo de este proyecto no solo mejoró su diseño, sino que además fortaleció lazos institucionales y vecinales. Las negociaciones con los organismos públicos, la incorporación y colaboración con el ámbito académico-científico, el aporte de los sectores privados y la colaboración de organizaciones de la sociedad civil, transforman esta experiencia en un proceso superador. El resultado es una red de articulaciones entre diversos actores (Tabla 1) para llevar adelante el diseño de un espacio público en el marco de ejecución de una política pública, en un contexto de urbanización popular.
Tabla 1. Grupos de actores relevantes en el proceso del proyecto.

Fuente: elaboración propia.
Gestión y aportes a políticas públicas
La gestión y ejecución del proyecto de la Plaza El Artesano se caracteriza por su enfoque participativo e innovador, posicionando a los actores barriales como simples colaboradores, y además con un rol activo y protagónico en la toma de decisiones horizontales, tanto proyectuales como de ejecución de una política pública de integración socio-urbana.
Desde esta perspectiva, la experiencia evidencia la importancia de generar estrategias de intervención que integren el conocimiento barrial con el académico, la participación social y el financiamiento estatal.
Figura 9. Axonométrica del proyecto Plaza El Artesano.

Fuente: elaboración a partir de trabajos realizados por estudiantes del Taller Austral.
En función de las posibilidades que ofrecía esta intervención, el diseño del proyecto fue definido de manera conjunta entre el Taller Austral y los vecinos del barrio, quienes aportaron su visión sobre los usos y necesidades del espacio. Esta instancia de diálogo permitió enriquecer la propuesta original y adecuarla a las dinámicas y necesidades del territorio (Figura 9), antes de ser presentada a la SISU para su financiamiento y ejecución. Como resultado de este proceso, se rediseñaron los sectores de la plaza y se incorporaron elementos que no estaban contemplados en los legajos técnicos base.
Desde la SISU, se aceptaron estas modificaciones y ajustes, reconociendo el valor del proceso participativo y el trabajo previo con trayectoria barrial del grupo de investigación. La flexibilidad en la adaptación del diseño inicial evidencia la relevancia de articular políticas públicas con instancias de planificación colectiva. En este sentido, la gestión se concibe como un conjunto de enfoques y estructuras integrales diseñadas para abordar el problema que se busca resolver. Esto implica aspectos conceptuales, institucionales y políticos, junto con la definición de actores, roles e interacciones. Las llamadas posturas alternativas (Pelli, 2007) cuestionan los modelos de gestión predominantes a nivel local y proponen estrategias de transformación fundamentadas en la participación comunitaria. La implicación de la ciudadanía es clave para lograr un desarrollo urbano efectivo (Figura 10).
Desde esta perspectiva, se plantean estrategias de gestión alternativas que favorezcan la integración social y urbana, así como la articulación entre distintos actores, considerando las particularidades del contexto en cuestión (Gargantini, 2017). Además, se promueve la implementación de procesos participativos, inclusivos y asociativos en el desarrollo de espacios públicos de urbanizaciones populares. Esta visión, que concibe la gestión urbana desde una perspectiva multisectorial e integral dentro de las políticas públicas, contrasta con el enfoque donde el Estado asume un rol preponderante. Este modelo de gestión alternativo, se implementó en el Barrio Caribe, resultando un factor clave para la resolución del espacio público.
Figura 10. Plaza El Artesano.

Fuente: elaboración propia a partir del registro fotográfico del grupo CyTHaP.
REFLEXIONES FINALES
La experiencia analizada en este estudio aporta al campo de conocimientos y prácticas vinculadas con la urbanización popular y la gestión del espacio público en asentamientos informales. A partir del diseño participativo de una plaza en un barrio de Mar del Plata, se evidencia que la construcción colectiva del espacio público basada en la articulación de actores diversos, permite generar soluciones adaptadas a las necesidades barriales.
Los resultados destacan el papel fundamental de la comunidad en la resignificación del espacio público, especialmente en contextos donde las políticas públicas no han contemplado infraestructuras adecuadas. La participación activa de los vecinos fortaleció el tejido social mediante actividades colectivas —reuniones vecinales, visitas comunitarias, festejos barriales, eventos de salubridad, talleres participativos y actividades culturales— que promueven la inclusión y la apropiación del lugar.
Asimismo, la interacción entre distintos actores —vecinos, organizaciones civiles, instituciones académicas y actores gubernamentales— resultó clave para garantizar un enfoque de coconstrucción. La integración del grupo de investigación con el resto de los participantes facilitó la gestión y ejecución del proyecto, consolidando marcos de trabajo colaborativos. En este sentido, el rol de la universidad, a través de procesos interactorales e interinstitucionales, fortaleció su contribución a las políticas públicas al vincular el conocimiento académico con la realidad territorial. Estas interacciones dieron lugar a alianzas estratégicas que permiten comprender analíticamente las relaciones entre actores e instituciones.
Esta experiencia demuestra la importancia de incorporar mecanismos de participación ciudadana a políticas públicas urbanas en contextos de urbanización popular. La integración de metodologías participativas asegura que los proyectos respondan a las demandas comunitarias situadas. Además, plantea interrogantes sobre cómo mejorar la adaptabilidad de las políticas públicas para garantizar espacios públicos adecuados y apropiados para sus habitantes en asentamientos informales.
Desde una perspectiva sociotécnica, la experiencia aquí presentada da lugar a trayectorias de coconstrucción que abarcan no sólo la producción material del espacio —la plaza—, sino también procesos organizacionales, de aprendizaje y de formación de alianzas estratégicas. Este enfoque refuerza la idea de una gestión participativa basada en redes colaborativas, donde los procesos de toma de decisiones resultan democráticos, horizontales, y heterogéneos. La experiencia demuestra que la urbanización popular puede abordarse desde modelos de gestión donde la participación comunitaria sea un componente central en la toma de decisiones.
En síntesis, la experiencia subraya la relevancia de un modelo de gestión participativo que integra a múltiples actores, fomenta la apropiación comunitaria y aporta soluciones adaptadas a los territorios. Más allá de la transformación física del espacio público, el proceso se configura como un aporte relevante al debate sobre cómo diseñar y gestionar intervenciones urbanas en contextos de informalidad. Esto no solo proporciona herramientas metodológicas y conceptuales para el diseño y gestión del espacio público en asentamientos informales, sino que también sirve como referencia para futuras intervenciones en urbanizaciones populares. Se espera que la experiencia aquí sistematizada contribuya a elaborar estrategias de gestión que prioricen la cogestión y la participación activa de la comunidad para la implementación de políticas públicas más colaborativas, que sirvan como herramientas prácticas para los gobiernos locales.
Notas
- En Latinoamérica, las ciudades intermedias son definidas por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como aquellas con población entre 100 mil y 2 millones de habitantes, cumplen roles cruciales como centros de interacción social, económica y cultural, ofreciendo servicios y empleos a una región más amplia. Estas ciudades son nodos importantes en el territorio, conectando áreas urbanas y rurales, y a menudo funcionan como centros comerciales y culturales para sus alrededores.
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